Una de las sensaciones seriéfilas de esta midseason (si es que podemos seguir usando estos términos) ha sido American Gods, una serie con dos importantes puntos a favor; El primero es el libro y novela gráfica en la que se basa, que tiene una ingente cantidad de seguidores, y la segunda un nombre propio clave en la seriefilia de los últimos años, Bryan Fuller, que, después de la cancelación de Hannibal, esperábamos que en Starz encontrara el crédito que no le dieron en NBC. Y vaya si ha encontrado crédito, y libertad, aunque haya servido para que nos aburramos con un producto muy bien acabado.
Disculpas anticipadas a los acérrimos de esta guerra entre los dioses antiguos y los modernos, pero creo que en los siete primeros episodios emitidos hasta el momento la tremenda estética visual se ha dado de bruces con el sopor. En efecto, la estética de American Gods es algo que no hemos visto en mucho tiempo tirando a nunca. La fotografía es tan siniestramente hermosa y oscura que consigue crearnos un ambiente opresivo, claustrofóbico. Los planos imposibles son realmente creativos, aunque hayan tenido mucha ayuda de los efectos especiales. Su oscuridad y enrevesamiento estético me carga demasiado, aunque reconozco que obedece a una de mis manías personales. Tampoco he tenido nunca problemas con la violencia, excepto cuando llega a ser escatológica, y esta serie es asquerosa, si me lo permitís. Y también consigue su cometido porque cuando vemos las moscas alrededor de Laura casi podemos oler a cadáver.
Más allá de la belleza de su acabado, la narrativa de American Gods es demasiado farragosa. No es que no me gusten las narraciones no lineales pero los primeros episodios están llenos de secuencias insertadas de un modo que me parece aleatorio. La presentación de personajes como el de la mujer que se mete gente por ahí (que conste en acta que la tengo que presentar así porque no se sabe nada más de ella, lo que es una prueba de mi argumento) me parece innecesaria en el primer episodio si no vamos a descubrir nada nuevo sobre ella, sólo que le da a la carne y al pescado. La presentación de Anubis, en cambio, al principio del tercero sí me parece útil porque después veremos en el cuarto la secuencia con Laura Moon. Un asunto parecido ocurre con las secuencias iniciales de algunos episodios como la del primero con el dios vikingo, con una violencia gratuita en mi opinión, o cuando los mejicanos cruzan el río y se aparece el Jesucristo mexicano. Quizás sea mi problema pero no sé qué me están contando.
Lo único que me está interesando mínimamente son las dos tramas principales. Primero la de Shadow Moon con Mr. Wednesday, aunque tampoco está siendo un camino de rosas. La poca información que el segundo da al primero no es suficiente como para que siga adelante con él, pues la misión es muy peligrosa y las cosas que suceden son como para darse la vuelta y largarse. Entiendo los planteamientos lentos, soy fan de ellos, pero creo que esto es pasarse un poco. Es cierto que cuando el espectador espera respuestas es cuando más se puede enganchar pero aun así necesita responder algunas preguntas aunque éstas lleven a otras. Sin embargo, intuimos que Wednesday intenta reclutar un ejército de dioses para combatir a los dioses modernos, pero en ningún momento se nos dice abiertamente. Vemos personajes yendo de una ciudad a otra pidiendo apoyos de tipos rarísimos y poco más.
La otra trama sí es más dinámica a pesar del asco que me da la "dead wife". Si la idea era hacer una "road movie", esta trama sí funciona como tal, con la ayuda del taxista que protagoniza otra de las escenas superextrañas de la serie. El dúo cómico que forman Laura Moon y Mad Sweeney hace mucha gracia y sí cuenta hacia dónde van y para qué. El séptimo episodio está íntegramente dedicado a ellos dos y sus alter ego, o lo que sea la historia de la época victoriana que nos están contando, que es muy aburrida hasta que al final cobra sentido, y conocemos que el leprechaun tiene un buen corazón al mismo tiempo que piden al espectador por favor que crea en lo que está viendo.
Como muchas series, suponemos que hay que darle tiempo para recibir la merecida recompensa. Ya está en cada uno de nosotros si seguir adelante con una historia contada a cámara lenta y ofreciendo pocas respuestas a cambio de una estética impresionante o, por el contrario, admitir que no todas las series son digeribles y dejarla por lenta y aburrida a pesar de ser lo más bonito que has visto en tu vida. Ya os digo que a mí no me está compensando, pero seguiré un poco más a ver qué tal.
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