Hoy se estrena en Netflix Girlboss, una comedia ambientada en 2006 que sigue los pasos de Sophia Amoruso (Britt Robertson), una joven de 23 años que vive en San Francisco y que busca desesperadamente un trabajo para poder pagar, al menos, el alquiler de su piso. Mientras tanto, se le ocurre vender ropa de segunda mano por internet, aprovechando sus habilidades como experta en moda. Se trata de una historia basada en hechos reales sobre la fundadora de Nasty Gal, una de las empresarias más ricas e influyentes del mundo que comenzó su trayectoria vendiendo ropa en eBay.
Más allá de su formato cómico, Girlboss toca algunos aspectos bastante interesantes y muy actuales. Un ejemplo de ello es que Sophia intenta insertarse en una sociedad exigente que no da tiempo para tener dudas existenciales. Probablemente, este es un tema muy sensible y que afecta a muchos jóvenes. En este sentido, la serie funciona mejor como un producto identificativo, mas que como una comedia que haga reír.
A medida que conocemos a Sophia nos damos cuenta de que estamos frente a una mujer descarada, irreverente y con un look que demuestra que no le importa lo que el resto piense de ella. En ese sentido, esta serie absorbe mucho del concepto “girlpower” que es tan actual como importante. De esta forma, nuestro personaje principal se enfrenta al mundo con las herramientas que tiene, con un poco de miedo, pero resolviendo sus problemas sin la ayuda de un príncipe azul que venga a salvarla.
Pese a que las ideas que nos ofrece la serie son bastante interesantes, estas pierden fuerza en ciertos aspectos que han quedado descuidados y que hubiese sido bueno pulir. Girlboss está escrita de tal forma que su protagonista resulta un tanto odiosa y, obligada por el guion, realiza acciones muy poco creíbles. Además, revisando los personajes secundarios, podemos notar que estos no tienen tramas propias profundas, características emocionales ni problemáticas personales. En pocas palabras, algunos están de adorno, al menos, hasta los primeros cuatro episodios que he visto.
Por otra parte, esta serie tiene algunas escenas poco originales que ya hemos visto hasta la extenuación en películas o en televisión y que parecen funcionar como relleno, mientras esperamos que acontezcan cosas importantes que se nos han prometido en el argumento. Afortunadamente, los treinta minutos que dura cada episodio ayudan a que esta situación no se prolongue por mucho tiempo y se logre cambiar de tema rápidamente.
Girlboss tiene un mensaje propio y utiliza la historia de la venta por Internet como una excusa para contarnos algo más profundo, como mencionamos. Desde esta perspectiva vale la pena ver la serie, pero para quienes busquen reírse a carcajadas o disfrutar de piezas de moda, aquí no encontraran lo que buscan.
Girlboss estará disponible con sus 13 episodios a partir del 21 de abril en todo el mundo.
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