Cuando hace ya un par de años se nos presentó una serie que giraba alrededor de que todo el mundo se creía que una mujer de cuarenta años tenía en realidad veintiséis, nos parecía mentira que llegara a ninguna parte, y mucho menos que acabara siendo una crítica social de la industria actual, la cultura, los millenials o el cambio generacional. Que años después siguiéramos imaginándonos a Hilary Duff de Lizzie McGuire y que tuviéramos fresco el papel de Sutton Foster de la adorable Bunheads tampoco era un punto a su favor; pero sin embargo, tras tres temporadas, todo prejuicio está más que superado y Younger se ha convertido en una comedia ligera pero no de risa fácil más que disfrutable.
La gran pregunta una vez aceptada la premisa de que la gente asume a pies juntillas que Liza (Foster) acaba de superar el cuarto de siglo es cuánto serán capaz de sostener una serie basada en esto manteniendo el argumento mientras desarrollan la historia. Por mucho que las referencias continuas con poco disimulo de la literatura actual plaguen la serie y nos dejen momentos grandiosos, que no vuelva a tocarse el secreto de Liza nada más que de refilón y sin peligro de que se descubra es un error. Es por esto que tras una aceptable tercera temporada, por fin Younger ha dado un paso más.
Con una cuarta temporada por delante, la tercera ha estado repleta una vez más de sátira del mundo actual, incluyendo en esta entrega un jovencito emprendedor millonario insoportable niño-de-mamá que no sabe qué hacer con el dinero y que compra parte de Empirical para hacer con ella lo que se le antoje; una publicación de un libro feminista escrito por una autora misteriosa que resulta ser el escritor-parodia de R.R.Martin y un triángulo amoroso de Liza, Josh y Charles que por fin hace explosión.
Esta vez el fin de temporada nos deja a una Liza destrozada que por fin consigue aclararse y ve que ama realmente a Josh cuando es demasiado tarde. Cuando el joven decide, a sabiendas de todo el bagaje y secretos de su novia pedirle matrimonio, la descubre besando a Charles en la puerta de su dormitorio, esa detonación de la tensión sexual no resuelta que lleva latente desde el primer capítulo y que tras un primer beso en los grandes almacenes parecía haberse aparcado dejando a Liza con las ganas de probar algo más de este madurito que para ella no lo es tanto. Exhausta de guardar su secreto, con un divorcio que no llegó a producirse y un (casi)ex-marido que pretende recuperarla, Liza se desploma viéndose sola tras el rechazo de Josh y confiesa a Kelsey eso que tanto se ha molestado en guardar y que todos han criticado sin saber que hablaban de ella.
¿Cuál será el futuro de Liza ahora? ¿Actuará Kelsey como amiga o como compañera líder de sello pro-millenials? ¿Descubrirán Charles y Diana la verdadera edad de la no-tan-joven ayudante? ¿Qué ocurrirá con Josh y Charles a estas alturas de la película? Una vez más y cuando me había bajado un poco del carro por las exageraciones en ir de modernos y progres, me he vuelto a subir con ganas. La cuarta temporada ha de afrontar un gran cambio, y es que Younger podría dejar de ser Younger, al menos por concepto. Espero con ansia.
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