Nuestro gusto por la ficción europea es muy evidente. No solo se han conseguido crear contenidos de calidad, sino que además hemos logrado que se tengan en cuenta, al otro lado del charco, series que no procedan únicamente de Reino Unido. Y desde el sector de la crítica televisiva también las estamos recomendando y aplaudiendo con la misma pasión que a las series norteamericanas. Aunque la hegemonía estadounidense sigue presente, en los últimos años países como Dinamarca, Noruega o España también se hacen un hueco en la parrilla personalizada de miles de espectadores; de muchos de nosotros. Esto es como la gastronomía, hay que ver de todo.
El último descubrimiento proveniente de los países nórdicos, concretamente desde Noruega, es Skam. La ficción se emite en NRK3, el canal digital público dedicado a jóvenes y adolescentes. Emitió su primer episodio en septiembre de 2015, pero ha sido en 2016 cuando ha revolucionado por completo las redes sociales en todo el mundo. Parece ser que, en 2017, se va a hablar de ella más que nunca. Y es normal: Skam transgrede el habitual formato de emisión, pero también sorprende a la audiencia con un tratamiento inusual de sus tramas y sus personajes.
La ficción está creada y dirigida por Julie Andem. Teniendo en cuenta que el porcentaje de series creadas por hombres en el mundo (y en Europa) es horripilantemente mayor, tener a una mujer al frente de esta producción ya le da puntos en cuanto al empoderamiento conseguido. Además, y por extensión, promete ofrecernos una representación distinta de la mujer adolescente y de la juventud de Oslo en general; una representación diferente de la vista en televisión y, posiblemente, muchísimo más verosímil, positiva y reconfortante.
La ficción está creada y dirigida por Julie Andem. Teniendo en cuenta que el porcentaje de series creadas por hombres en el mundo (y en Europa) es horripilantemente mayor, tener a una mujer al frente de esta producción ya le da puntos en cuanto al empoderamiento conseguido. Además, y por extensión, promete ofrecernos una representación distinta de la mujer adolescente y de la juventud de Oslo en general; una representación diferente de la vista en televisión y, posiblemente, muchísimo más verosímil, positiva y reconfortante.
La peculiar forma de ver Skam
Cada temporada de esta ficción noruega está protagonizada por un personaje de la peculiar pandilla del instituto Hartvig Nissens. Tres temporadas y 33 capítulos en total que recogen la vivencia de varios adolescentes que atraviesan cambios en sus cuerpos, en sus ideas y en sus relaciones. Contradicciones, deseos y necesidades que son manifestadas sin reparos y sin tabúes a través de un curioso formato de emisión.
Los episodios están formados por secuencias que ocurren a una hora y en un día determinados. Esas píldoras se emiten online justo a esa hora, a lo largo de toda la semana. Al final de esos 7 días, la cadena recopila los fragmentos y los emite de seguido, en un capítulo que varía entre los 15 y los 50 minutos. Skam no es solo una serie de jóvenes para jóvenes, sino que además se adapta a las necesidades, exigencias y formas de comunicación de una nueva generación que consume series, pero también las vive a través de las redes sociales (y de los shippeos). Va más allá del "dónde quieras, cuándo quieras" para que los espectadores se involucren en la emisión y disfruten de las vidas (ficticias) de los personajes como si formaran parte de ellas. ¿No es acaso este el origen del éxito de los youtubers? Por si fuera poco, los personajes tienen cuentas en Instagram y Twitter, donde publican fotos y vídeos relacionados con sus tramas.
Quizás la parte negativa de todo el proyecto es que, a pesar de que el contenido (tanto la serie como las publicaciones) se emite de manera gratuita y pública, todo está en noruego. Es normal no estar familiarizado ni con el idioma ni con su cultura, pero existe una fuerte comunidad que está trabajando desde 2015 para traducir todo al inglés. Y de ahí a otros idiomas como el español. Así que no te preocupes, que podrás ver toda la serie sin tener que usar Google Translator. Y si quieres contextualizar algunos elementos de la trama, como los autobuses y las peñas de graduación, solo tienes que bucear un poco por la red.
Una fuente de empoderamiento juvenil
Es curioso que, con 22 años que tengo actualmente, haya disfrutado de manera tan profunda de una experiencia dirigida a una generación adolescente muy concreta. ¿Cómo puede ser eso posible? Lo primero es la verosimilitud, puesto que no tenemos a Fran Perea, de 27 años, interpretando a un joven de 16. Tenemos a jóvenes actores y actrices de verdad. Asimismo, las historias se escribieron gracias a una exhausta investigación realizada en cientos de institutos de toda Noruega.
Pero además de esas pequeñas dosis de realismo que construyen la ficción, hay elementos en las tramas y en la construcción de los personajes que te atrapan de forma innesperada. Se ha comparado mucho a la ficción noruega con la británica Skins. Desconozco si ha sido por una mala campaña de marketing o por un análisis muy superficial sobre la serie nórdica, pero ambas producciones sólo comparten la etiqueta "adolescente". En Skins teníamos autodestrucción, tristeza, muerte y situaciones realmente inverosímiles que jugaban con el sexo y las drogas en un marco de humor irónico muy excéntrico y sin rumbo. En Skam, sin embargo, se busca reivindicar la voz y visión de una generación incomprendida que posee unos objetivos muy claros en la vida y que pelea por conseguirlos; no de manera individual como veíamos en la ficción de E4, sino de forma grupal, apoyándose en las personas que les rodean.
Pero además de esas pequeñas dosis de realismo que construyen la ficción, hay elementos en las tramas y en la construcción de los personajes que te atrapan de forma innesperada. Se ha comparado mucho a la ficción noruega con la británica Skins. Desconozco si ha sido por una mala campaña de marketing o por un análisis muy superficial sobre la serie nórdica, pero ambas producciones sólo comparten la etiqueta "adolescente". En Skins teníamos autodestrucción, tristeza, muerte y situaciones realmente inverosímiles que jugaban con el sexo y las drogas en un marco de humor irónico muy excéntrico y sin rumbo. En Skam, sin embargo, se busca reivindicar la voz y visión de una generación incomprendida que posee unos objetivos muy claros en la vida y que pelea por conseguirlos; no de manera individual como veíamos en la ficción de E4, sino de forma grupal, apoyándose en las personas que les rodean.
Skam, en su contexto, busca mostrar a los adultos la manera en la que los adolescentes interactúan con el mundo en la actualidad. Se trata de acabar con la incomprensión que les rodea y dar a conocer sus necesidades, aspiraciones, valores y conocimientos. Antes de rechazar su realidad, hay que entenderla. Lo primordial es conseguir que dejen de ser vistos como "esos niñatos ignorantes que no saben nada de la vida y que se pasan el día enchufados al móvil". Es por ello que apenas aparecen adultos en la serie. Es el turno de los adolescentes y no debemos subestimarlos o menospreciarlos.
Amor, enfermedades mentales, sexualidad, religión, feminismo, redes sociales... Skam trata todo tipo de temáticas. Pero en 2017, esto no es ninguna novedad. Lo especial radica en la manera de expresarlas, en el tratamiento tan positivo, natural e importante que Julie Andem hace de ellas. Y en la profundidad hasta la que se llega. Por ejemplo, no es lo mismo hablar del amor a través de una historia romántica superficial que mostrando una conversación de una pareja adolescente hablando sobre los problemas de la dependencia emocional y de considerar el amor romántico como la panacea. Tampoco es lo mismo tratar la homosexualidad a través de una salida del armario traumática, que tratarla como un proceso de autoreconocimiento individual en el que eres aceptado de manera natural, hablando de por medio sobre la pansexualidad, las etiquetas, la plumofobia o la importancia del movimiento LGBT para conseguir todo lo anterior.
Pedagogía a través de un lenguaje natural y cercano
Skam da la vuelta a los clichés y a los estereotipos. Ahora es al chico al que se le caen los calzones por ver cómo una chica le canta una canción romántica con la guitarra. El empoderamiento femenino de la serie es arrollador y ofrece una clase magistral sobre igualdad a través de personajes poderosos. Consigue crear referentes muy positivos que, en su día, faltaron en series como Skins o Física o Química, dirigidas también a la adolescencia, pero que erraron el tiro en su representación. En la producción de NRK3 sobresale la amistad, el apoyarse en ella para superar los problemas y ser mejor persona. Pero no es todo un camino de rosas, porque también se muestran las consecuencias tan innecesarias de las polémicas, los rumores o la violencia.
Como es evidente, por encima de enseñar a padres y madres cómo funciona la mentalidad adolescente de hoy en día, se trata sobre todo de que el propio adolescente aprenda. Skam, además de un drama, es una serie pedagógica. Pero no a través de la pedantería o de los monólogos impostados e irrales en bocas de adolescentes, sino usando su propio lenguaje y sus habituales formas de comunicación. Mensajes de WhatsApp, fiestas, conversaciones entre clases o videollamadas de Skype acaparan los minutos de la serie y expresan con un estilo cotidiano, íntimo y natural todo lo necesario sobre la igualdad, el respeto, la diferencia de ideas o la empatía. Divertirse es necesario, pero crecer y madurar de forma positiva también.
Las audiencias que está recibiendo la cadena noruega en su portal son estratosféricas y algún capítulo ha reunido a más de un cuarto de la población de Noruega, unas cifras increíbles para una serie que ya tiene asegurada la renovación para una cuarta temporada. Todavía no se ha confirmado la fecha ni el personaje que liderará los episodios, pero el hype y la adicción por las historias de esta ficción se palpan en las redes sociales, en el mismo lugar que la vio nacer. Aunque muchos no lo saben, Skam ya es todo un fenómeno social imprescindible.
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