Después de dos meses, hemos liquidado la primera mitad de la séptima temporada de The Walking Dead. Por primera vez desde el episodio en el que Abraham y Glenn perdieron la cabeza hemos visto a todos los personajes principales de la serie. Y al parecer es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos. Con un reparto tan extenso y con un número de localizaciones tan elevado es lógico que veamos a algunos a cuentagotas, y algunos lugares han pecado de novatos (The Kingdom).
El episodio empieza dónde nos habíamos quedado en el anterior. Negan se ha hecho con la casa de Rick y mientras esperan a que el padre de la familia Grimes vuelva a casa, se toma las molestias de preparar unos espaguetis para comer con su familia disfuncional. Pecaré de optimismo, pero una sitcom al estilo Matrimonio con Hijos de Negan, Olivia, Carl y Judith podría tener su tirón.
Pero por extraño que parezca, lo que nos tiene al borde del sofá es lo que puedan o no hacer Spencer y Rosita. El hijo de Deanne se cree el digno heredero de los dominios de su madre. No es la primera vez que plantea la pasibilidad de estar al mando de Alexandria. Claro que sólo lo dice en voz alta delante de Rosita. Le falta valor para postularse como líder. Pero insiste en que merece el puesto. Con esas, se pone elegante y decide pedirle una cita a Negan para convencerle de sus dotes de mando y de lo malo malísimo que es Rick.
Los lectores de los cómics supongo que se lo olían desde hace tiempo. Para los que se dedican exclusivamente a ver la serie podrían haber intuido que Spencer iba a caer en este episodio desde que en el anterior decidió negociar con los Saviors. Todos sus pasos en este episodio han sido extremadamente torpes y todos y cada uno de ellos solo hacían más obvio que la vida de Spencer había llegado a su fin. Negan ha sabido identificar lo que todos sabíamos, Spencer es un cobarde, no tiene ningún tipo de lealtad hacia los suyos y no es de fiar. ¿Por qué Negan iba a confiar en él después de traicionar a Rick? Spencer has guts. ¡Y las hemos visto!
La reacción de Rosita después de lo visto cuenta con una lógica y una coherencia pocas veces vistas antes en esta serie. Normalmente los personajes reaccionan sin motivos aparentes ante los golpes que reciben, pero la conversación que Rosita tiene con Gabriel nos ayuda a entender porqué ha decidido sacrificarse por el grupo. Todos tienen a alguien por el que luchar. Menos ella. Sasha tampoco tiene a nadie pero parece que para Miss Espinosa no cuenta porque la odia un poco por robarle a Abraham. Por primera vez desde que Gabriel llegase a la serie he querido que siga por rondando por ahí. Tiene pocas apariciones, pero acaba sacando lo mejor del resto personajes. Consigue confesiones (por eso de ser sacerdote) que nos ayudan a conocer a algunos miembros del grupo que no cuentan con tanta trayectoria en la serie, y aunque sea solo por eso, encuentro útil su presencia.
Gabriel había convencido a Rosita de que ella era un miembro muy importante para la comunidad (o eso parecía). Todos la necesitan, del mismo modo que todos se necesitan entre ellos. No hay nadie menos importante que otro porque todos tienen su función. Pero Rosita se había permitido pensar en darle una oportunidad a Spencer. Incluso treinta segundos más tarde de decirle que le había utilizado y que poco le importaba. Pero una vez más, Negan le arranca el futuro y ella dispara la famosa bala de Eugene. La bala “mata” a Lucille. Y Negan descubre en el grupo de Rick a otra “badass”, algo importante porque parece que este grupo de personas valientes tienen inmunidad. El precio lo pagan Olivia (con su vida) y Eugene (siendo “secuestrado” por los Saviors). Supongo que han encontrado la fórmula para que los fans de los cómics se sorprendan; con cada muerte mítica, se cargan a alguien más. Al menos siempre recordaremos a Olivia como la mujer que le cruzó la cara a Negan. También la recordaremos por corroborar la maldición de las niñeras de Judith (Beth, Tyresse y Olivia). R.I.P.
El viaje de Michonne con una de las Saviors deja claro que no saben muy bien qué hacer con el personaje ahora que otros secundarios están empezando a tomar parte en las grandes ligas. Al menos, ha servido para que Michonne reafirme sus ganas de luchar pero contando con el resto del grupo. La nueva visión de Michonne del mundo, las dos nuevas bajas y la paliza que recibe Aaron por su manía de guardar cosas que se encuentra en sus viajes, terminan por convencer al grupo de que debe luchar. Y así de decididos se presentan en un Hilltop que comienza a ver cómo Maggie sería (y supongo que será) una mejor líder que Gregory. No se quedará solo con sus manzanas, sino también con su refugio, y tras el sentido reencuentro con Daryl que ha logrado escapar (con bastante facilidad), ya tenemos dos pueblos listos para la guerra contra Negan.
Ya sé lo que estáis pensando, ¿no decías que salían todos los personajes? Sí, Carol y Morgan han salido por primera vez desde el episodio número dos. Un par de minutos, y para oponerse a la oferta del “criador de cerdos” de convencer a Ezekiel de que hay que ir a la guerra. El Reino es la cuenta pendiente que tiene la serie con la audiencia. Nos presentan un nuevo mundo y nos lo enseñan durante un único episodio. Supongo que el hecho de que sea el único pueblo que no se haya apuntado a la guerra les obligará a darles más minutos mientras son convencidos. Esta trama le ha hecho muy flaco favor a Carol. Desaparecida y convertida en la sombra de la mujer que se convirtió en la killer de la serie.
Y para terminar, la escena poscréditos. Si se os ha pasado, os invito a que la veáis antes de seguir leyendo. Durante la noche, y mientras Alexandria está siendo vigilada por el Padre Gabriel vemos una misteriosa figura vigilándole. Y, por las botas, es el mismo que había estado observando a Rick y Aaron en el lago de los zombies. ¿Serán los famosos Whisperers?
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