The person under the sheet estará en directo en Good Morning America, pero para entonces ya habrá ocupado la mitad de los tuits de tu TL. ¿Habéis conseguido ver el episodio sin conocer su identidad? Contadnos cómo.
Efectivamente, esta imagen de Nate está aquí para despistar y ni siquiera es del último episodio. Es increíble que no haya ni una triste imagen promocional suya dado su protagonismo en la conclusión, si bien es cierto que su participación ha consistido en ir paseando de aquí para allá. Y nos habían hecho creer que la fiscal Atwood intentaba contactar con él cuando ya estaba muerto. Bastardos. Al menos no era Simon, pero me he sentido un poco bastante estafado, no solo por el futurible y frustrado suicidio de Frank, sino por esta usurpación de ataúd en el último momento. Trampa. Tongo.
En verdad, estaba claro que Frank no iba a disparar precisamente porque lo venían pregonando. Si alguien no lo vio venir, lo pudo comprobar en pocos minutos, lo que dejaba a Nate como único candidato. Además, de pronto, la fiscal había vuelto a recuperar su protagonismo. ¿Qué nos importa la fiscal? ¿Qué nos importa la vida amorosa de Nate? ¿Qué nos importa Nate en general? Aun así, el cebo funcionó. Seguro que hasta el propio reparto suspiró aliviado mientras leía el guion, viendo que el muerto era el regular más random. Hasta que llegó la última o penúltima página.
Wes no firma su inmunidad a cambio de inculpar a la professor Keating, ni siquiera ha acudido a la policía como nos habían hecho creer. Abandona la comisaría antes de tiempo -también el polvo vendetta de Connor ocurre antes de lo esperado- y, tras recibir el mensaje de Annalise, llega a la casa de la que no saldrá con vida. Debemos suponer que Nate se marchó pocos minutos antes. ¿Llega alguien a encontrarse con Laurel? Lo que pasa allí lo sabremos a partir del 19 de enero, durante seis episodios y por medio de flashbacks en lugar de flashforwards. ¿Quién mató a Wes y por qué? ¿Pretendía ocultar el asesinato con el incendio sin saber que Laurel también estaba allí? Parece claro que Michaela y Asher no han tenido nada que ver, el clan Mahoney y la fiscal podrían estar involucrados, pero este maravilloso equipo de guionistas ya se ha preocupado de dejar a medias las coartadas de algún otro protagonista, aunque es una tontería empezar a sospechar cuando es seguro que todavía no han escrito esa historia y visto está que es imposible adivinar un desenlace.
¿Cargará Frank con las culpas para satisfacer a su amada Bonnie? ¿De dónde ha salido todo ese amor? Por nuestro bien, necesitaríamos olvidar que, ante la total falta de ideas para tanto personaje, se dedicaron a liar a todos con todos y a desliar a quien ya estaba liado. Tratemos de comprar lo que nos venden: Frank y Bonnie se aman de verdad. Son pollitos dañados que encontraron en el otro a un compañero de fatigas, a un confesor. Los Keating Five también arrastran muchos issues, especialmente desde que entraron a esa aula universitaria por primera vez, pero Frank y Bonnie ya venían tarados de antes y, ante la imposibilidad de llevar a buen puerto su amor, intentaron refugiarse en el tierno y fresco afecto de los nuevos fichajes. En fin, al grano, todo ha salido de aquella manera y con el devenir de los años tenemos a dos viudas devastadas en un hospital.
Meggy, tan bondadosa ella, no guardaba rencor al hombre. Eso sí, es de una crueldad inexplicable e intolerable lo que han hecho Nowalk y su equipo con Laurel. No bastaba con robarle al padre de su bebita, sino que les hacen discutir ese mismo día. Ojo, porque se acusaron mutuamente de ser unos buenos samaritanos. Por el amor de Dios, ambos eran tan perfectos que solo pudieron echarse en cara que les sale de dentro ayudar al prójimo.
La cara de Bonnie al enterarse del incendio es todo un poema. ¿Qué sabe? ¿Qué ha hecho? ¿Vuelve a traicionar a su verdadero amor en favor de Annalise? Ese beso a la jefa lo es todo. El lado bueno de todo esto es que, al fin, podemos confirmar que ese grito desgarrador de Annie al levantar la sábana era real. ¿No era su vida ya lo suficientemente miserable? Por cierto, ¿para qué les convocó a todos en su casa?
La madre de Michaela ha llegado para quedarse. Su propia hija no la soporta porque, según versiones, es la peor madre de la historia, pero hemos podido ver que no le cuesta nada hacer nuevos amigos. También hemos visto al móvil de Connor colándose por el hueco del sofá. No podemos quejarnos, cuidan cada (¿innecesario?) detalle al máximo, no en vano la segunda mayor revelación del episodio es que la peluca de Annalise va cosida y por eso se puede peinar con raya. Ahora todo cuadra.
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