He de confesar que mi interés por Donald Glover es bastante reciente. A diferencia de otros, comencé a devorar su anterior serie, Community, este año, después de que se despidiera con seis temporadas a sus espaldas, las últimas ya sin este brillante actor afroamericano.
El asombro llegó tras descubrir que, además de gran actor de comedia, Glover era un rapero de éxito, con Grammys y todo (su tema V 3005 es realmente pegadizo). Después, tocó reconocerle como secundario en el cine (The Martian, Magic Mike XXL…). Pero la principal sorpresa que me llevé con él fue comprobar su increíble talento y su versatilidad como actor de la mano de su nueva serie para FX Atlanta. Creador, productor, guionista, protagonista y en ocasiones director, Donald Glover es una suerte de genio creativo que tiene mucho, muchísimo que contar. Y con un sentido del humor único.
Atlanta narra las peripecias de Earn para prosperar y entrar de lleno en la competitiva escena musical del rap norteamericano. Como manager de su primo, el emergente rapero Paperboi, y junto a su colega Darius, Earn tendrá que hacer malabarismos para compaginar sus deberes como padre, sus deudas financieras, y su sueño de convertirse en manager de éxito. A diferencia de su primo y su colega, descubrimos en el piloto que Earn llegó a ir a la universidad, aunque no sabemos bien por qué decidió dejarlo y regresar a su ciudad natal, con la firme determinación de perseguir una carrera en la incierta industria musical de Atlanta.
Con menos de 100 dólares en su cuenta corriente, Earn se esfuerza por dar una última oportunidad a su vocación profesional antes de abandonarse a un futuro de trabajos insulsos, penosos y mal pagados. Su ex, con quien comparte techo en ocasiones, se debate entre apoyarlo o mandarlo a paseo de una vez por todas. Imbuidos en un impás emocional que no sabemos cómo terminará, es inevitable simpatizar también con Van, cargada de reproches hacia su compañero, dudas y frustraciones por no conseguir abandonar la precariedad laboral y ser capaz de ofrecer un futuro de seguridad plena a su hija. Pese a crecer en los barrios humildes de Atlanta, tanto Earn como Van son jóvenes con aspiraciones, bien formados, que tratan de sobreponerse a una realidad desagradable y un entorno poco prometedor.
Sin embargo, Paperboi y Darius tienen inquietudes y aficiones muy distintas a las de la pareja. La persecución del sueño de ser estrella del rap y consorte parece estar más bien motivada por el ansia de conseguir dinero y chicas a espuertas. No obstante, la escena está concurrida y hay competidores por todos lados: desde el Justin Bieber negro (gran momento del episodio 1x05) a Marcus, el rapero del momento, con la mejor zona VIP y las chicas más guapas del garito de moda de la ciudad.
Según Donald Glover, lo que quería con esta serie era mostrar cómo es crecer en un lugar como Atlanta, capital y mayor ciudad del estado de Georgia, clave en la lucha por los derechos civiles de los negros, que representan más del 55% de la población.
Al mismo tiempo que la serie de FX retrata pobreza, delincuencia, rechazo social, racismo o falta de oportunidades, Atlanta está llena de un sentido del humor muy sofisticado e inteligente, dosis de la fina ironía de un joven y talentoso creador que se burla de modas, estereotipos, prejuicios, aspiraciones, altanerías, egos, complejos de clase alta, superioridades morales y otros rasgos de la sociedad en la que le ha tocado vivir. Pero tampoco es autocomplaciente con su propio entorno o comunidad. Glover reparte leña a todas direcciones.
Así, aunque el trasfondo de Atlanta sea indudablemente dramático, el tono y la sutileza de su comedia se imponen siempre, haciendo de ésta una serie única, brillante, repleta de lecturas y reflexiones, pero también de escenas hilarantes y situaciones o diálogos absurdos.
A punto de finalizar su primera entrega (el último capítulo se emite esta noche), FX ya la ha renovado para una segunda temporada. Por cierto, no os perdáis su pegadiza cabecera con el tema de Tame Impala New Person, Same Old Mistakes.
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