La semana pasada ocurrió algo que llevábamos meses esperando. Damas y caballeros, pueden dejar de tachar los días en sus calendarios con cara de tristeza porque nuestra querida Jane The Virgin ya está aquí. Esta curiosa serie que mezcla lo mejor de las dramedias y las telenovelas se ha hecho un gran hueco en nuestros corazones con la genial actuación de Gina Rodríguez, que nos ha hecho reír y llorar como si no hubiera un mañana en las dos temporadas que lleva con nosotros, y que ahora empieza la andadura de su tercera temporada. Y es que después del capítulo tan increíble con el que se despedía la segunda temporada de la serie, la incertidumbre por el regreso y la avidez por más información nos estaban matando.
Pero lo primero es lo primero, y voy a robarle un momento la voz a nuestro narrador favorito para recordar cómo acababa la segunda temporada. Allá por mayo, uno de los triángulos amorosos más intensos de la televisión y que más enfrentamientos ha generado entre el fandom (la eterna disputa entre los fans del #TeamRafael y los del #TeamMichael ha llegado a separar familias) llegaba a su colofón final con el evento del año, la esperada boda entre Jane y Michael. Por fin se casaron, y fueron felices y comieron perdices durante dos horas mientras nuestro pobre Rafael se resignaba dejando marchar al amor de su vida y madre de su primogénito.
Nos dejamos enternecer por los votos que Michael recitó en español, nos reímos a carcajadas cuando la iglesia entera se levantó para decirle a Jane que fuera a tener sexo en una de sus más locas fantasías y nos asombramos cuando vimos a Bruno Mars cantando en su primer baile como marido y mujer. Pero no todo podía ser perfecto. Esa misma noche Petra fue traicionada por su hermana Anezka, que ahora se hace pasar por Petra (y tuvo una noche loca con Rafael) mientras ella se quedaba postrada en el hospital con lo que los médicos creen que es una parálisis. Además, Michael descubrió que su compañera Susanna era en realidad Sin Rostro, la buscada criminal, lo que le valió un disparo en el pecho que lo dejó entre la vida y la muerte y por supuesto evitó que nuestra Jane dejara de ser virgen.
La nueva temporada dio comienzo sin prisa pero sin pausa justo después de los hechos de la boda, con la incógnita del estado de salud de Michael que pendía de un hilo entrelazada con flashbacks del inicio de su relación con Jane un poco innecesarios. Pero nuestro adorable caballero andante no se iba a dar por vencido tan fácilmente y salió adelante sin grandes complicaciones, si no tenemos en cuenta los meses de rehabilitación y de lidiar con el estrés postraumático de Jane que le quedan por delante. No tuvo la misma suerte Petra, a la que su hermana Anezka continúa inyectando paralizantes para suplantar su identidad, y ahora sabemos el motivo: confabulada con su madre, está buscando motivos por los que poder chantajear a Rafael y conseguir el dinero para empezar una nueva vida en la República Checa.
Pasadas unas semanas desde que todo ocurriera, las aguas vuelven a su cauce. Michael sale del hospital, Rafael parece haber superado su relación con Jane y podemos volver a deleitarnos con las excentricidades de Rogelio. Pero nosotros somos fans ansiosos y queremos más: nuevas tramas sacadas de las más descabelladas telenovelas, nuevos personajes que revolucionen a los antiguos, más fantasías literarias de Jane y si se puede, más números musicales y artistas invitados. Y más Rogelio, siempre queremos más Rogelio. Porque nosotros no hicimos las reglas y decidimos que Jane The Virgin fuera un popurrí casi imposible de muchos estilos, pero abrazamos su locura y la frescura que nos aporta. Y esperamos que pueda seguir deleitándonos muchísimo más tiempo.
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