El pasado domingo la cadena FOX estrenó su nueva y arriesgada comedia Son of Zorn, una sitcom de 20 minutos que, en teoría, prometía traernos un soplo de aire fresco: Zorn, un ser bidimensional sospechosamente parecido a He-Man, es un guerrero de la mística tierra de Zephyria que siente la llamada a dejarlo todo y reconectar con su hijo adolescente, al que no ve desde hace una década y que vive en la ciudad con su exmujer y el resto de seres tridimensionales.
La vuelta a la ciudad es devastadora: no sólo su exmujer ha pasado página y va a casarse con otro, sino que, además, su hijo se avergüenza de sus rarezas y no quiere verlo ni en pintura. Pero todo esto no hace sino motivar a Zorn aún más para mudarse definitivamente a la ciudad y amoldarse en lo posible al estilo de vida del ciudadano medio: Zorn se busca el trabajo más convencional del mundo en ventas y, desde su cubículo, observa un mundo que desconoce y que lo rechaza.
Pese a que un piloto (y más si es de 20 minutos) tal vez ofrezca poco metraje para juzgar una serie, el veredicto, por mi parte, está claro: algo no termina de cuajar. El humor, simplón hasta decir basta, consiste en un sketch recurrente de Zorn metiendo la pata y comportándose como un pez fuera del agua y, aunque Jason Sudeikis (Saturday Night Live, Last Man On Earth) aporte con su doblaje las dosis justas y perfectas de gravedad y comicidad al personaje, su comportamiento roza en ocasiones lo retrógrado; lo cual intuyo que debe ser la “gracia” del personaje, pero sólo lo perdono si planean mostrarnos la redención del mismo.
Así y con todo, no me supone tanto problema el personaje protagonista como otros personajes corales. No sé si es un error de post-producción, o una simple apreciación mía sobre lo que he visto en el piloto, pero las escenas de Zorn con su exmujer (Cheryl Hines, Curb Your Enthusiasm) carecen de química por completo. Aunque la palma como despropósito de personaje se la lleva el nuevo prometido, una especie de blog andante de Psicología barata. En cualquier caso, la actuación de los nuevos prometidos se limita a mostrarse siempre molestos e incómodos con Zorn.
Afortunadamente, no es el caso del hijo de Zorn. El punto más fuerte de la serie promete ser precisamente Alangulus, inteligentemente interpretado por Johnny Pemberton (Infiltrados en clase, Malditos vecinos 2). Pese a la aparente complejidad de la forma, el alma de la serie apela a conflictos universales y básicos: la relación padre-hijo y la búsqueda de respuestas a la pregunta "¿Qué significa ser un hombre?" Y, si bien es cierto que una se queda con la sensación de que algo ha ido mal con la escritura y/o ejecución de la carta de presentación de Son of Zorn, el viaje personal de Zorn e hijo bien podría redimir la serie y dotarla de mayor carisma.
Por decir algo más a favor del piloto, resulta bastante inquietante el hecho de que nadie cuestione que Zorn es un dibujo animado sacado de un mundo de fantasía, caminando entre seres humanos de carne y hueso. Un misterio que tal vez no sea tal, sino una especie de ley connatural a la serie que se acepta y punto —al igual que, cuando empezó Glee, muchos necesitaban resolver el misterio de si los números musicales ocurrían de verdad o eran imaginados—. No obstante, es muy probable que los siguientes episodios establezcan las reglas de juego, ya que el final del episodio deja entrever que la mezcla de realidad y ficción va a ser una carta importante al menos para uno de los personajes.
La cuestión es si el misterio de El Hijo de Zorn, como precisamente reza el título de la serie, será un gancho lo bastante atractivo como para seguir viendo la serie. Sólo el tiempo podrá decirlo.
COMENTARIOS