Nuestro vástago televisado favorito entra en la pubertad con su 13ª temporada. Y ya puestos a ser adolescentes, vamos a homenajear a Hermano Mayor, ¿verdad, Alex Karev? Realmente ya tocaba la temporada de Alex. Dos años siendo sólo el myperson de la insigne viuda nacional: por fin llega el momento de que Alex protagonice How to Get Away with Volver Feo al Nuevo Doctor Macizo. Bienvenidos un año más a las reviews semanales de la vida en el Hospital Muerte. Esperamos que disfrutéis de la estancia, probablemente ni nosotros acabemos ilesos de aquí a mayo.
Alex, Alex, Alex. Te piensas que todas las mujeres son malas y carentes de lealtad (#HeiglVuelve) y ya te poseen los demonios de los suburbios. Las consecuencias del asalto a DeLuca han sido mayores de lo que nos esperábamos. Una ruptura, un llanto, una melancolía resacosa, sí, pero no una desfiguración completa con hundimiento de órbita ocular y, para variar, muchas carreras de cirujanos en peligro. En serio, diez años de estudios para tirarla por la borda con dos whiskazos. ¿Para eso pedís becas?
El highlight de esta trama de “me fugo, no me fugo, me disculpo, le genero un ataque de ansiedad a un chaval con el cráneo recién abierto” viene de la mano de Meredith Keating. U Olivia Grey. White hats off. Ahora somos malas, muy malas personas. Es curioso que nuestros chicos por una vez no sean las víctimas del universo siempre vuelto en su contra, y que, aún siendo villanos, reciban toda nuestra simpatía. O lo que podáis sentir hacia Meredith, que es un debate muy largo que hoy no vamos a zanjar.
Destacamos también a Jo, instigadora de todo el cisma diplomático que a ver cómo soluciona Bailey. Le ha faltado tiempo para hacer no una, sino dos fugas en el episodio o al menos intentarlo. Y no es para menos. No sólo hizo implosionar su relación y la carrera de su chico por no controlarse con el agua con misterio, también metió en el ajo a su archienemiga. Jo, cariño mío, a nosotros no se nos olvida aquel glorioso episodio en el que te enfrentaste a Meredith, la pusiste como Satanás hecho carne y a ella le tocó un pie. Coherencia.
La que sí se mantiene en sus trece, le cueste los puntos que le cueste, es la Teniente Kepner, ahora Señora Madre Teniente Kepner. Postrada en una cama después de dar a luz mediante cesárea-exorcismo, vuelve de las vacaciones teniendo que hacer frente a Mama Avery, que cual maligna madrastra acuna en sus brazos a Harriet Kepner-Avery, posiblemente la niña con el nombre más feo jamás puesto pero que, si corre la misma suerte que los octillizos de la “yerma” Meredith Grey, nunca volveremos a tener que pronunciar.
Arizona y Callie, mientras tanto, después de su apoteósica y judicialmente mediada separación, nos deleitaron con una intensa trama de… No, espera, que no ha habido ni la más mínima alusión a ninguna de ellas. Una cosa es que Callie se vaya muy por la puerta de atrás y otra ya es arrastrar a la pobre esposa a la más profunda negligencia narrativa. Mal, Shonda. Muy mal.
Todo el asunto de Riggs y Meredith y otras tramas de relevancia exacerbada y previsible dilatación las trataremos en semanas venideras. Va a ser largo y tedioso, no vamos a vomitar toda la ponzoña de entrada. Pero preparad los antiácidos.
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