No, no os habéis vueltos locos ni hemos cambiado la línea editorial. Seguimos siendo un blog de series, pero de vez en cuando hacemos cosas raras y leemos libros nos da por salirnos de la norma.
Estamos en la semana de los Emmy, las apuestas por los habituales están ya hechas y todas las justicias e injusticias también llevan un par de días vaticinadas. Hoy, a colación de ser el ganador del Creative Emmy a mejor presentador de reality, vamos a romper una lanza en favor de su TV show extravaganza y forzaros a dejar las series por un rato para pasaros al factual.
Gentlemen, start your engines...
1. Un formato único y rompedor
“La carrera de drags de RuPaul”. Con ese nombre ya te imaginas a ocho señores con peluca y tacones en una pista de atletismo arrancándose las pestañas postizas mientras Cher suena de fondo. ¿Nos alejamos de la realidad? No. ¡Pero es incluso mejor!
RuPaul es la drag queen más importante de Estados Unidos. Para los que sólo hayan escuchado su nombre en chascarrillos sobre gays en comedias varias, es algo tan grande que tiene una extensa carrera tanto en el campo de la música como en el de la televisión. Es una personalidad tal que cada año busca a un grupo de drags descarriadas a las que enfrentar entre sí para declarar a la “America’s Next Drag Superstar”. El reality en sí es una competición de continuidad tradicional. Expulsión semanal, pruebas sui géneris, la tensión de la eliminación, jueces que despiezan a los concursantes… como Masterchef, pero en vez de un maletín con cuchillos llevan vestidos de lentejuelas y maquillaje suficiente para tomar el 51% del accionariado de Avon.
2. Un muy dilatado universo
Son ocho temporadas ya lo que lleva en antena, más dos extra de reunión especiales. Es uno de los programas con más audiencia del cable americano teniendo en consideración la escasa penetración del canal en el que se emite y cuenta también con un companion show como si fuera The Walking Dead, sólo que sin sedarte con cantidades ingentes de relleno.
Entre hornada y hornada de reinas, a RuPaul le ha dado tiempo para crear su propio diccionario de términos ya incrustados en la cultura pop. Y, seamos realistas, ¿quieres ser una persona puesta en lo que significan las gilipolleces de los gifs de Twitter o prefieres fingir que no te importan los señores que viven en un carnaval canario constante? The shade of it all, el concepto fishiness que no tiene nada que ver con el Canal Pesca, el reading como deporte de riesgo, lo sickening y todo lo que este gremio conlleva. Es altamente educativo. ¿Tenéis hijos y no sabéis como entretenerlos?
3. Las superestrellas
Como en todo reality, es casting es la clave. Hagas lo que hagas, produzcas como buenamente puedas producir (ver UnReal, temporadas 1 y 2 para más información), si no tienes un reparto solvente, original y capaz de dar todo el drama que necesitas para sacar adelante tandas de hasta 16 episodios, no renuevas ni el carné de conducir.
De todas las reinas que han desfilado por la pasarela de RuPaul, hay claros ejemplos de estrellato instantáneo. Desde la metralleta de odio que es Bianca del Rio a la adorable y sobredimensionada Latrice Royale, ganen o no ganen, en cada temporada por lo menos puedes encontrar un par de divas que sostengan el espectáculo. Explosivas latinas que no saben prácticamente hablar inglés, pavas adolescentes, treintañeros recauchutados con mayor porcentaje de silicona que de agua en el cuerpo, viejas glorias, auténticos cómicos y soberbias cantantes. Hay de todo en la viña del señor Paul.
¡Y las que piensan en el público hispanohablante!
¡Y las que piensan en el público hispanohablante!
4. El arte del one-liner
Como buenas reinas de la comedia que son en su mayoría y, sobre todo, perras malas con avaricia, la especialidad del formato es repartir frases que vayan a los anales (obviamente) de la ponzoña verbal televisiva.
En esto del convencer no hay mejor que ejemplos prácticos, por lo que pasamos directamente a Miss Bianca del Rio que os deleitará durante ocho minutos de sus perlas, si sois capaces de seguir esa ristra de insultos y maldad que dispara sin guionista mediante. No hay pelotas de guionizar tan magnífica fuerza de la artificiosa naturaleza. Sin spoilers:
5. Versátil y para todos los públicos
Quizás lo de "versátil" sea más por el doble sentido, pero no hay que ser gay o entender de recogidos genitales para disfrutar de RuPaul's Drag Race. Sí, requiere un ejercicio inicial de desprendimiento de prejuicios, pero merece la pena y es una experiencia transformadora.
Si quieres comedia, te vas a descojonar; si buscas el drama, es un reality confeccionado siguiendo los cánones tradicionales del género; si eres un activista de los derechos de las minorías y Glee te supo a poco, sissy that walk. RuPaul te lo da todo, hasta la posibilidad de coquetear con producciones sin guión (pero mucha edición) para el seriéfago de pro.
Por ponerle un broche final a esta humilde venta: ¡es un programa de gente con peluca teniendo mucho drama y ahora un Emmy! ¡¿Qué más queréis?!*
*Viola Davis patrocina este argumento.
*Viola Davis patrocina este argumento.
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