Si nos paramos a pensar, más de la mitad de las series tanto actuales como clásicas, se centran en los cuerpos policiales y en los delincuentes.
Es un hecho que este tipo de ficciones atraen a un gran público y cada vez son más las que ponen el punto de mira en protagonistas al otro lado de la ley.
Si hace unos años los mejores policías de las principales ciudades eran el centro de atención y más tarde lo fueron los agentes de dudosos métodos, ahora estamos viviendo el gran momento de los criminales.
Enseguida nos vienen a la cabeza muchos títulos, entre los que seguro que destacan Hannibal, Dexter o Bates Motel y asociamos esos personajes a un patrón muy determinado que Hollywood, y ahora la televisión, han creado. Pero nada más lejos de la realidad.
Por ello, vamos a hacer un recopilatorio de las principales características (casi siempre erróneas o sobredimensionadas) que tienen en común muchos de estos criminales a los que llegamos incluso a querer.
- Son más inteligentes que la media: vale, es cierto que una serie protagonizada por un asesino torpe y con baja inteligencia no tiene gracia y que todos admiramos la capacidad cognitiva del Dr. Lecter, pero la realidad es que encontrarse con un criminal de estas características es más que difícil. La mayoría suelen tener un coeficiente intelectual que ronda la media.
- Tienen un pasado oscuro: todos tenemos en mente a ese niño rodeado de sangre dentro de un contenedor durante varios días y justificamos que en su edad adulta sea el mayor asesino en serie de la soleada Miami. Pero los delincuentes de a pie no son como Dexter, no todos tienen un pasado oscuro, un hecho traumático que desencadene y justifique los actos. Este es uno de los mayores errores que las ficciones nos han mostrado, pero ¿no sería peor pensar que cualquiera con una infancia feliz puede delinquir?
- El perfil de las víctimas: morenas, bellas, en la treintena y profesionales ¿Os suena de algo? ¡Correcto! El perfil de las víctimas de Paul Spector y que trae de cabeza a la maravillosa Gillian Anderson en The Fall. Si bien es cierto que la mayoría de delincuentes tienen una predilección por un tipo determinado de víctima, no siempre es así y en la mayoría de los casos no es premeditado, sino delitos de oportunidad.
- Sádicos sexuales: si nos pusiésemos a contar los sudes (“unsub” en inglés) que, según los chicos de Criminal Minds, son sádicos sexuales no acabaríamos nunca. Da igual que el crimen sea sexual o económico, para ellos todos son sádicos sexuales. Esto demuestra la potencia de un término que se utiliza a la ligera y casi nunca es un recurso bien utilizado en la televisión.
- Actúan solos: pese a que hay bastantes series que nos muestran a grupos de criminales, desde Sons of Anarchy, Gomorra o The Sopranos, siempre suelen ser grupos familiares dedicados al crimen desde hace generaciones y siempre en la línea de una mafia.
No voy a entrar en la diferencia entre hombres y mujeres, en lo difícil que es siempre cazarlos, en el mito de que todos vuelven a la escena del crimen, en las maravillosamente artísticas que son las escenas del crimen o en un largo etcétera. Pese a la cantidad de incoherencias y exageraciones del género, es algo necesario en televisión que nos hace disfrutar (en algunos casos más que en otros) y que no han proporcionado grandes personajes para el recuerdo.
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