Justo cuando se estrenó su cuarta temporada, los compañeros de VayaTele publicaron una entrada muy recomendable en la que señalaban que The Americans es "la mejor serie que no estás viendo". El drama de FX, que pone el foco de atención en dos espías del KGB infiltrados en la Norteamérica de la Guerra Fría, pasó desapercibido en su primer año pero lleva desde hace tres siendo la niña mimada de los críticos en su país de origen. Y no es para menos: Keri Russell y Matthew Rhys son los protagonistas de una gran historia que conjuga conflictos familiares y tramas de espionaje sin despeinanrse y que toca temas muy distintos a los que suelen retratar otras series de antihéroes.
Philip y Elizabeth Jennings llevan media vida viviendo como si fuesen ciudadanos estadounidenses, se casaron sin apenas conocerse, tienen prohibido hablar en ruso entre ellos y han tenido dos hijos para perfeccionar la tapadera. La estabilidad de esta doble vida cada vez corre más peligro con el paso de las temporadas, y esta cuarta tanda de episodios ha arrancado con la tensión por las nubes. Pero por desgracia, no son muchos los que se animan a echarle un ojo a una serie que no para de recibir elogios (y que tiene las mejores pelucas de la televisión).
No todos los grandes dramas alcanzan la repercusión de Breaking Bad o Game of Thrones, que ponen de acuerdo a crítica y público: Mad Men, por ejemplo, siempre fue un producto de nicho, que sobrevivió siete años en pantalla por el prestigio que le reportaba a AMC. Pero la obra de Matthew Weiner al menos captó la atención de la gente adecuada y gracias a ello ganó cuatro Emmys a la mejor serie dramática.
The Americans parece ser víctima de sí misma: el piloto de la serie de FX carece de la grandilocuencia de otras producciones, lo que llevó a que en su momento se la catalogase como una Homeland descafeinada, por esa peligrosa manía de la crítica de definir series como mezcla de otras (Vikings es "un intento de emular el éxito de Game of Thrones" solo por haber nacido poco después, Halt and Catch Fire es "Mad Men en los 80 y con ordenadores", etc.). Estas comparaciones no suelen sostenerse durante mucho tiempo, pero pueden dinamitar las posibilidades de éxito de una ficción.
Para llamar la atención es necesario ser original: The Good Wife era un procedimental de abogados de CBS y, por más que sus fans no dejasen de alabarla, hicieron falta cinco temporadas y un giro de guión para convencer a alguien para verla (aparte de a tu madre, que seguro que era fan antes que tú). La premisa de The Americans puede no parecer lo suficientemente estimulante sobre el papel, pero la historia que Joel Fields y Joe Weisberg merece una oportunidad.
No es la única serie condenada a pasar desapercibida en un panorama tan cargado como el actual. HBO rechazó The Knick, el salto de Steven Soderbergh a la televisión, y la recolocó en Cinemax. No tener el sello de la cadena ha hecho que el drama protagonizado por Clive Owen despierte poco interés en los espectadores, pese a su impresionante factura técnica y sus personajes, con más trasfondo del que parece a primera vista. ¿El motivo? Es una serie complicada de ver, que puede resultar antipática a menudo y exige mucho al espectador.
Otro ejemplo podría ser Manhattan: el canal WGN se aventuró en el mundo de la ficción original con este drama que narraba la historia de cómo se construyó la primera bomba atómica. Y, pese a las muchas virtudes de la serie, que los críticos no dudaron en recomendar encarecidamente, la audiencia le dio la espalda y acabó cancelada tras dos temporadas. Jugaron en su contra un ritmo calmado y el emitirse en una cadena que no podía promocionarla como es debido. Ni siquiera el fichaje de William Petersen (CSI) y la hijísima de Meryl Streep, Mamie Gummer (The Good Wife), sirvieron para captar la atención de los medios.
Halt and Catch Fire, de AMC, sigue al menos renovando por los pelos. Eso sí, los blogs televisivos españoles le prestan bastante más atención que los norteamericanos. La primera temporada de este drama sobre el mundo de la informática en la década de los ochenta no cuajó en Estados Unidos y es en la segunda en la que empezó a arañar seguidores, gracias al soplo de aire fresco que supuso poner el foco en sus dos protagonistas femeninas, Donna y Cameron. Tendrá tercera temporada y, con un poco de suerte, este podría ser el año en el que se convierta en el éxito que merece ser.
La misma suerte está corriendo Penny Dreadful, que estrenará en pocas semanas su tercera temporada en Showtime. La cadena de éxitos como Homeland, Dexter o Weeds no ha conseguido que su drama gótico se convierta en el mismo fenómeno que otras de sus series. Eva Green se come la pantalla en una serie que reune a todo tipo de personajes de la historia de la literatura y que encanta a unos pocos pero no termina de dar el pelotazo. Aunque, siendo positivos, y teniendo en cuenta la tendencia del canal a renovar indefinidamente todo lo que emite, tener una audiencia de nicho podría ser un privilegio para Penny Dreadful: tal vez, por una vez, una serie de Showtime termine en el momento apropiado y no cuatro años más tarde de lo que debería.
Seguro que vosotros tenéis más ejemplos. Esa serie que os encanta y que, por desgracia, veis cuatro gatos. ¿Qué títulos añadiríais a la lista?
Otro ejemplo podría ser Manhattan: el canal WGN se aventuró en el mundo de la ficción original con este drama que narraba la historia de cómo se construyó la primera bomba atómica. Y, pese a las muchas virtudes de la serie, que los críticos no dudaron en recomendar encarecidamente, la audiencia le dio la espalda y acabó cancelada tras dos temporadas. Jugaron en su contra un ritmo calmado y el emitirse en una cadena que no podía promocionarla como es debido. Ni siquiera el fichaje de William Petersen (CSI) y la hijísima de Meryl Streep, Mamie Gummer (The Good Wife), sirvieron para captar la atención de los medios.
Halt and Catch Fire, de AMC, sigue al menos renovando por los pelos. Eso sí, los blogs televisivos españoles le prestan bastante más atención que los norteamericanos. La primera temporada de este drama sobre el mundo de la informática en la década de los ochenta no cuajó en Estados Unidos y es en la segunda en la que empezó a arañar seguidores, gracias al soplo de aire fresco que supuso poner el foco en sus dos protagonistas femeninas, Donna y Cameron. Tendrá tercera temporada y, con un poco de suerte, este podría ser el año en el que se convierta en el éxito que merece ser.
La misma suerte está corriendo Penny Dreadful, que estrenará en pocas semanas su tercera temporada en Showtime. La cadena de éxitos como Homeland, Dexter o Weeds no ha conseguido que su drama gótico se convierta en el mismo fenómeno que otras de sus series. Eva Green se come la pantalla en una serie que reune a todo tipo de personajes de la historia de la literatura y que encanta a unos pocos pero no termina de dar el pelotazo. Aunque, siendo positivos, y teniendo en cuenta la tendencia del canal a renovar indefinidamente todo lo que emite, tener una audiencia de nicho podría ser un privilegio para Penny Dreadful: tal vez, por una vez, una serie de Showtime termine en el momento apropiado y no cuatro años más tarde de lo que debería.
Seguro que vosotros tenéis más ejemplos. Esa serie que os encanta y que, por desgracia, veis cuatro gatos. ¿Qué títulos añadiríais a la lista?
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