1. Drama de media hora
Efectivamente, el título de esta primera razón es correcto. Su duración es más propia de la comedia y el espectador lo agradece porque así el binge watching no es sólo placentero, sino que podremos ver sus trece adictivos y densos episodios de una sentada sin saturarnos demasiado. Los escritores escogen concienzudamente lo que van a mostrar en la pantalla y lo que no, por lo que las elipsis juegan un papel clave sin que ni la intensidad ni la evolución de los personajes se resientan lo más mínimo. Cada secuencia mostrada es clave en el desarrollo de la historia.
2. Riley Keough
La protagonista de The Girlfriend Experience es Christine Reade/Chelsea Rayn, un personaje magnético, no sólo por su belleza sino también por su enigma. Ella parece tener un plan que oculta a todo el mundo, incluso a ella misma. Riley Keough hace un trabajo excepcional porque consigue reflejar toda la frialdad e inexpresividad de su personaje, al mismo tiempo que entiendes perfectamente que todos los hombres pierdan la cabeza por ella. Apunten su nombre porque la nieta de Elvis puede llegar lejos si mantiene el nivel.
3. Factura técnica
Antes mencionábamos que en un drama de media hora no sobra ninguna secuencia, por lo que otros elementos como la fotografía, la música o el montaje se vuelven esenciales. La fotografía es fría como su protagonista, mostrando una gama de colores azulados que ayudan a crear sensación de desasosiego y oscuridad. Los maravillosos hoteles, apartamentos y restaurantes caros se vuelven espacios de opresión, lejos del glamour que suelen despedir en otras series como The Catch. A crear esa sensación ayuda el montaje y la planificación, sobre todo en las secuencias de sexo, donde predominan los planos muy cortos, con claroscuros y desenfoques que lo hacen todo más elegante que otras series.
4. Temática
La premisa inicial de The Girlfriend Experience es interesante, no sólo por aproximarnos a la prostitución de lujo, sino por presentarnos varios mundos todos igual de competitivos y corruptos. El poder es el tema central de la serie en realidad, y su erótica y consecuencias junto a él. Todo ello lo convierte en un drama más complejo de lo que parecía en un principio (no olvidemos que la película de Soderbergh era más superficial) y con el paso de los capítulos no sabemos ante qué tipo de serie estamos. Más que confusión, esto nos causa más intriga e inquietud.
5. Multigénero
Muchos nos acercamos a The Girlfriend Experience buscando un drama sobre la prostitución de lujo, erótico y con ciertas ínfulas artísticas, pero para nuestro agrado nos hemos encontrado con muchísimo más. La serie no esconde su vocación inicial pero además, se adentra en el drama de abogados, la intriga, el suspense y otros muchos que están por descubrir a lo largo de los trece episodios de la primera temporada. La sensación de no saber qué serie estamos viendo, como decíamos antes, provoca que cualquier cosa pueda suceder.
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