Tras la desastrosa Salem y la genial Manhattan, Outsiders es la tercera incursión de WGN America en la producción de series de televisión y la que estaría destinada a deshacer el empate para saber en qué liga juega la cadena de cable. Sin embargo, la serie producida por Paul Giamatti me ha provocado sentimientos encontrados.
Outsiders nos traslada a los Apalaches para contarnos una historia sobre un clan que vive apartado de sociedad en una montaña, con sus propias reglas y su propia forma de sociedad. Todo cambiará cuando unos empresarios del carbón quieren desalojarlos de su hábitat porque se interponen en sus negocios y tendrán que luchar con todo lo que tienen por prevalecer, incluso tendrán que hacer frente a las luchas de poder internas.
La primera impresión que tuve al ver el tráiler fue pésima porque recordaba demasiado a Mad Max y Sons of Anarchy como referentes directos, lo cual de entrada no estoy seguro si es bueno o malo, pero cuanto menos poco apetecible de ver. Tras descartar que se tratara de un futuro postapocalíptico o una distopía atemporal sí que empezó a interesarme más, sobre todo cuando aparece Thomas M. Wright en pantalla, que nos dio grandes momentos en The Bridge.
En líneas generales estamos ante un piloto correcto y ante una historia que quiero saber cómo avanza, lo confieso. Lo que parecía una trama demasiado concreta se va ramificando a medida que avanzan los minutos gracias a unos personajes más interesantes de lo que en un principio parecían, sobre todo Hasil, que empieza a tener vinculaciones con el mundo real, Asa, que tras nueve años viviendo en la civilización ha vuelto para quedarse y cumplir con una vieja profecía y el policía Wade Houghton, el personaje del mencionado Thomas M. Wright, que tiene un complicado pasado con el clan Farrell. Contra todo pronóstico, el personaje más plano de todos es el destinado a ser el antagonista, Big Foster, interpretado por el actor más conocido de todos, David Morse.
A partir de aquí, espero que Outsiders vaya a más pues ha sentado las bases para ser un drama de acción bastante sólido con muchas historias paralelas que le pueden dar mucha riqueza. Aún así no nos equivoquemos, no estamos ante una gran serie, simplemente ante algo que puede ser entretenido pero sin muchas pretensiones e intentando captar al público nostálgico de Sons of Anarchy o Justified.
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