Vivimos
en la era del reboot y de las adaptaciones, una situación que afecta no
sólo al cine sino también a las producciones de la pequeña pantalla revelando
la falta de ideas originales en la industria del entretenimiento. Esta vez le
ha tocado a la saga literaria Cazadores de Sombras: la película de 2013 no tuvo
mucho éxito pero a algún productor le pareció buena idea empezar de cero con
una serie. La propuesta podría haber funcionado si no fuese por las pocas ganas
que sus creadores han puesto en hacer un producto decente, haciendo buena la
adaptación cinematográfica (que ya es decir).
La
historia nos presenta a Clary Fray, que busca su futuro en la academia de arte
de Brooklyn hasta que una noche se cruza con Jace Wayland en plena cacería de
demonios. Descubre entonces que su destino está estrechamente ligado a un grupo de
seres sobrenaturales conocidos como los Cazadores de Sombras. Sabemos que los
pilotos suelen tener una serie de fallos que se van puliendo con el paso de los
capítulos pero también deben ser capaces de ofrecernos algo que nos enganche y Shadowhunters
falla estrepitosamente.
La
presentación inicial de los personajes, con múltiples planos que no vienen a
cuento —¿para qué bajar de una plataforma con un salto normal cuando puedo
hacer un triple mortal hacia atrás coreografiado con mis compañeros?— nos lleva
a un encuentro entre los dos protagonistas con cero emoción. El resto del episodio transcurre con la misma
tónica, junto con unas escenas de acción caóticas en las que no se nota la mano de McG.
Buena ambientación con actores en piloto automático
Aunque
la ambientación y el maquillaje utilizado para ciertos demonios es destacable,
los efectos de ordenador la acercan demasiado a un producto de serie B. Tampoco
los actores ayudan demasiado: Katherine McNamara recorre todas las emociones
del espectro con la misma expresión, mientras los cazadores están
más preocupados por parecer sexys que en hacer creíbles sus personajes a los
espectadores.
Aunque quedan episodios por delante para explicar la mitología que envuelve a los protagonistas, el guión no ofrece ninguna razón para engancharse a otra historia con un elegido y sus problemas amorosos. Con la abundante oferta actual, es mejor hacer tiempo para otras series porque en Shadowhunters se demuestra cómo la literatura vuelve a ganarle la partida a las adaptaciones.
COMENTARIOS