Nadie apostaba porque Mozart in the Jungle se llevase algo en los pasados Golden Globes. Teniendo como gran competidora a Transparent en la categoría de comedia casi todo se daba por hecho.
Sabemos cómo son los Golden Globes y sus más que dudosos ganadores en muchas ocasiones, pero pese a que Mozart In The Jungle quizás no era la comedia que más se lo merecía ni el excelente Gael García Bernal es mejor que Jeffrey Tambor interpretando a Maura, es una manera de hacer llegar esta serie a un público más amplio.
Esta segunda temporada no tiene la frescura ni la novedad de la primera, pero tanto el formato (diez capítulos de unos 25 minutos) como el ritmo de la misma, hacen que esta sea tan adictiva como entretenida.
A diferencia de la primera temporada en la que veíamos como Rodrigo y Hailey (Lola Kirke) iban aterrizando en la Filarmónica de Nueva York de formas muy distintas, en esta segunda tanda de capítulos, parce que dejamos un poco de lado a la oboísta para centrarnos en ese excéntrico director de orquesta que nos ha conquistado. No es raro que esto suceda teniendo en cuenta que Gael García Bernal es el alma de la serie, una serie que dispone de unos secundarios extraordinarios (como el gran Malcom McDowell o Saffron Burrows) pero que, al igual que la filarmónica queda eclipsada por Rodrigo, estos quedan eclipsados por Gael.
Con viaje a México incluido, esos diez capítulos, nos han servido para conocer más a Rodrigo y sus raíces. En primer lugar esa relación con Hailey que tiene más clara su abuela que el propio Rodrigo y que nos ha tenido en vilo toda la temporada sin avanzar lo más mínimo. En segundo lugar los miedos de los protagonistas, mientras que Hailey despega y ve su carrera avanzar, el “Maestro” somatiza sus miedos en forma de pérdida auditiva que cree se debe a una maldición. Y por último, su amor por la orquesta (o quizás por Hailey) que le hace tomar una difícil decisión en pro de sus compañeros infravalorados y que luchan por sus derechos como parte de una de las filarmónicas más importantes del mundo.
Todo esto aderezado con nuevos personajes y cameos de alto nivel como el pianista Lang Lang, el violinista Joshua Bell o el director de orquesta Gustavo Dudamel en el que se basaron para crear el propio Rodrigo.
En definitiva, Mozart in the Jungle no es la comedia del año como los Globos de Oro han anunciado pero es una serie que tiene lo necesario para devorarla con ahínco: buenos actores, una historia distinta y fresca, un mundo desconocido para la mayoría de los mortales y dos mentes pensantes muy productivas como son las de Roman Coppola y su primo Jason Schwartzman (que también interpreta a un peculiar fanático de la música clásica) sin olvidarnos de una fantástica banda sonora.
Porque la música clásica nunca debería pasar de moda y Mozart In The Jungle tiene las claves para recuperarla gracias a ese toque gamberro y divertido más propio de una estrella del rock que de la aburrida vida que le suponemos a un director de orquesta.
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