La tildan de Nueva Downton Abbey, menos de un mes
después de la clausura de la abadía inglesa, los dramas de la hija fea y los
romances de sirvientes en la tercera edad. Mercy
Street es la propuesta de PBS para este invierno, la cadena pública
estadounidense que emite la serie británica allá donde el Tío Sam. Mientras, las
comparaciones son el chiste que tenemos para marcar echar el rato.
Seis episodios de drama de época con la Guerra Civil americana como marco y
un hotel convertido en hospital de campaña
en una de las ciudades clave del bando confederado de Virginia. Protagonizan
dos enfermeras, cada una de una ideología política, que nos quieren vender que
la sangre no entiende de colores, ni bandos ni banderas. La moralina y la
pereza, siempre de la mano.
Otra cosa de la que la sangre no entiende es de horas de sueño. Mercy
Street es descafeinada, blanca y más pendiente del educar que del
entretener o del destacar. Que la intención es muy buena, pero ya que te
pones a ilustrar, ilustra de algo menos conocido o hazlo de manera menos
sedante. El drama médico limitado por la ciencia, los efectos de la guerra, los
conflictos personales, algún romance que otro y el papel de la mujer decimonónica
podrían ser suficientes ingredientes para elaborar una historia ágil y cuanto
menos a la altura de los más de diez años que PBS llevaba sin producir series
originales.
Sí, la narración no tiene todo el gancho que debería, pero se resarce a
nivel productivo, o al menos lo intentan. Hay
desembolso de capitales y se nota. Ya no sólo en que han sabido recrear
perfectamente la atmósfera, sino que también han decidido llenarla de
personajes como si la saca de tajada para el reparto no tuviese fondo.
La factura se infla con el elenco de
caras televisivas tan amplio que ni han sido capaces de lucirles a todos en el
primer capítulo que estrenaron el domingo pasado: Josh Radnor (How I Met Your Mother) haciendo gala de
por qué Neil Patrick Harris protagonizó la serie que él protagonizaba, Gary
Cole (Veep), Cameron Monaghan (Shameless), Luke Macfarlane (Brothers & Sisters), AnnaSophia Robb
(The Carrie Diaries), L. Scott
Caldwell (Lost), Wade Williams (Prison Break) y un Jack Falahee (How to Get Away with Murder) aún
pendiente de hacer acto de presencia.
Mercy Street es, además, el enésimo ejemplo de cómo por mucha figura del mundo del cine que
tengas tanto delante como detrás de la pantalla, no garantizas absolutamente
nada en televisión. Ridley Scott destaca entre la producción ejecutiva, y
se ve que aún no repite suerte con una participación como la de The Good Wife.
Con toda seguridad ahí va una serie más que nunca será la favorita de nadie
ni moverá masas a ningún lado. Un primer episodio que sólo enseña más
estragos locales de lo bélico, más de lo mismo sin los giros necesarios para llamar la atención. Y no tenemos especiales expectativas en que por lo pronto se acerque a nada revelación.
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