Jessica Jones está en boca de
todos. Entras a twitter y te encuentras a fans alabándola, a tus amigos comentándola,
¡hasta me he encontrado a una señora viéndola en los ordenadores de mi uni! La
serie ha roto con los cánones que podían rodear a una producción de
superheroínas, primero porque Jessica no es una de ellas y, si la ponemos
al lado de Peggy o Kara, se nota que ni el enfoque de la historia es el mismo. La
trama de Jessica Jones no nos cuenta lo orígenes, al igual que la de Peggy
Carter aunque de esta última sí que teníamos migas de pan dejadas por otras
producciones marvelianas (películas o el Marvel One Shot). De
Jessica Jones no sabíamos nada de nada y ha tratado esta ignorancia de una
manera excelente ya que da la oportunidad de ir revelando pequeños detalles
poco a poco, enganchándonos y dándonos una trama constante y divertida. Si no
os habéis visto de pe a pa la serie a estas alturas, muy mal. El formato que
tiene requiere mirarla de la manera más seguida posible para intentar no perder
el hilo de lo que está pasando ya que Netflix apuesta por unos primeros
capítulos de ritmo lento que profundicen en el universo del personaje, tal
y como pasó con Daredevil y parece que está pasando con Supergirl.
La serie sobre Kara Zor-El comenzó pisando fuerte pero ahora cuenta con una
media de espectadores que vacila entre los 7 o los 8 millones. Aunque tenga que
compartir artículo con dos series más vamos a ver cómo nos lo montamos para
comentar la entrega de la ex chica Glee.
Todo apuntaba a que rompería
cánones centrándose en su visión feminista sobre cómo las superheroinas se merecían
el mismo protagonismo y respeto que los superhéroes en la televisión, y lo ha
hecho (más o menos). La serie nos da chutes de esta idea con una Kara que
nos recuerda cada vez que puede ser igual de buena que Superman, eso sí, comenzó
girando muy cerca de Metrópolis y la influencia del hombre de acero llegó a ser
demasiado notoria. Con Jimmy Olsen dentro del reparto principal, la hermana de
Lois Lane y muchas alusiones a Superman que se aparten del mero hecho de
comparar…
El universo detrás de la chica de acero no tuvo un despegue muy explorado por parte de los escritores de la serie ya que en gran parte subestiman el interés de la audiencia por su mundo, y creen que la gente quiere ver más a Kal-El que a Kara. No me malinterpretéis, a mí la serie me está gustando, me entretiene y tiene un reparto al que le tengo mucho cariño (aunque la mayoría comenzó sobreactuando un poco), pero están desperdiciando el punto de vista que le podrían haber dado desde el primer capítulo. Sucedió con la trama de Arrow y esperemos que no suceda con la serie de Melissa Benoist. Por el momento la caracterización de ciertos personajes (ejem, Calista Flockhart, ejem) está funcionando más que otros y, a medida que avanza, Melissa se va haciendo con el papel de Kara Zor-El y despegando dentro de su propia historia. Aún falta bastante pero, con la noticia de que le otorgan una temporada completa y los últimos capítulos emitidos, podemos esperar que vayan moldeando una trama propia (y molará aún más con la última incorporación de color verde, y espero no ser el único que esté flipando).
El universo detrás de la chica de acero no tuvo un despegue muy explorado por parte de los escritores de la serie ya que en gran parte subestiman el interés de la audiencia por su mundo, y creen que la gente quiere ver más a Kal-El que a Kara. No me malinterpretéis, a mí la serie me está gustando, me entretiene y tiene un reparto al que le tengo mucho cariño (aunque la mayoría comenzó sobreactuando un poco), pero están desperdiciando el punto de vista que le podrían haber dado desde el primer capítulo. Sucedió con la trama de Arrow y esperemos que no suceda con la serie de Melissa Benoist. Por el momento la caracterización de ciertos personajes (ejem, Calista Flockhart, ejem) está funcionando más que otros y, a medida que avanza, Melissa se va haciendo con el papel de Kara Zor-El y despegando dentro de su propia historia. Aún falta bastante pero, con la noticia de que le otorgan una temporada completa y los últimos capítulos emitidos, podemos esperar que vayan moldeando una trama propia (y molará aún más con la última incorporación de color verde, y espero no ser el único que esté flipando).
Ahora, me disponía a escribir seguidamente
sobre Agent Carter pero me he dado cuenta que le pasa casi lo mismo que
a Supergirl, pero en la serie de Peggy la influencia del Capi parece
funcionar. La entrega sobre el primer amor de Steve Rogers se basó más que
nada en el Marvel One Shot: Agent Carter. La primera temporada les
pareció bastante plana a muchos espectadores y fans de las películas del
Capitán América, pero no evitaba sentir una especie de cariño hacia el
personaje de Peggy, a quien la vemos sufrir intentando hacerse un hueco en el
mundo del espionaje después de haber perdido a su amado y tener que soportar
ser comparada con él cada vez que abre la boca.
El peso que tiene el capitán en la serie no es para nada con el que llegó a contar Superman en Supergirl, sirve sobre todo para sembrar las bases de la realidad a la que tiene que enfrentarse el personaje de Hayley Atwell. Ni los villanos a los que se enfrenta Peggy tienen que ver con el personaje de Rogers, ni los aliados con los que se va haciendo a medida que avanza la temporada. Todos la recordaremos como el verdadero amor de Steve y se nos partirá el corazón cada vez que el héroe de la estrella plateada piense en ella o viceversa, pero también la entendemos como el ejemplo por antonomasia de feminismo superheroico en la televisión de ficción, ya que la patea-culos de Peggy Carter sí que sabe plantarle cara a las situaciones y no dejarse ningunear por nadie.
El peso que tiene el capitán en la serie no es para nada con el que llegó a contar Superman en Supergirl, sirve sobre todo para sembrar las bases de la realidad a la que tiene que enfrentarse el personaje de Hayley Atwell. Ni los villanos a los que se enfrenta Peggy tienen que ver con el personaje de Rogers, ni los aliados con los que se va haciendo a medida que avanza la temporada. Todos la recordaremos como el verdadero amor de Steve y se nos partirá el corazón cada vez que el héroe de la estrella plateada piense en ella o viceversa, pero también la entendemos como el ejemplo por antonomasia de feminismo superheroico en la televisión de ficción, ya que la patea-culos de Peggy Carter sí que sabe plantarle cara a las situaciones y no dejarse ningunear por nadie.
Así que, concluyendo este intento de análisis, no podría llegar a deciros si Jessica Jones vale más su peso en oro que Agent Carter, si las andadas de Peggy la harán digna de compararla con otras series de espionaje (su segunda temporada llegará en enero y el hype es incontenible), pero me gustaría darle una oportunidad a Supergirl porque ni pretende llegar a ser como la otras producciones ni lo necesita. Todas estas series cuentan con una única esencia que las caracteriza, sino ya podríamos conformarnos con una única entrega televisiva que tratase sobre superheroinas y nos quedaríamos tan contentos. Si os interesa indagar más en esta nueva oleada de series, os recomiendo echarle un vistazo a estas tres entregas de las cual dudo que salgáis aborrecidos. Al contrario, con las tres os entretendréis que, al fin y al cabo, es el objetivo principal.
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