Lo estamos dando, lo estamos
regalando, oiga. Tramitas para todos en
el previo a la midseason finale. Desde las chorradillas de madres de
pacientes devora médicos o Arizona a la caza de la gafapasta, a los diferentes
modelos de implantación de plantilla en el hospital.
Modelo número 1: el conflicto
natural. Tenemos a Meredith en modo zen
habiendo ya depurado la bilis contra Penny la semana pasada y a Callie como
mamá leona defendiendo a su cría/novia, porque por algún motivo Pretty Penny no
puede defenderse sola. Ya no es sólo el frente con Amelia, aún pendiente de
traca final, es que sin comerlo ni beberlo Blake se crea otra enemiga en Jo.
El Jo vs. Penny debemos
destacarlo como otro de esos ejemplos
perfectos de zona neutral, sin villanas horribles e insensibles y ambos
puntos de vista siendo completamente comprensibles. Gris, como debería ser
todo.
Modelo número 2: el calzador. Nadie
le quiere allí, nadie da información siquiera de por qué odiarle. No se
establece ningún tipo de contexto. Sólo
llega y consume la cuota de pantalla que podría emplearse en los otros arcos
que hay en marcha. ¿Cómo está el pito de DeLuca? ¿Ha sufrido él tanto como
Maggie? Me gustaría saberlo, pero nos dan esto otro.
Nathan Riggs viene a ser las aspas de un ventilador otra vez para que
Hunt pueda repetir su trama del PTSD. No sabemos si esta vez estrangulará a
Amelia o si se quedará en ese dark and
twisty que Cristina pidió que no se diese. Es la última voluntad de
Cristina Yang, hagamos el favor y respetémosla.
La ruptura de Steph y Jo se sigue
alargando, alcanzando el discurso antirracista. Amelia y Maggie se ven
arrastradas al debate, Mrs. Shepherd como centro de la polémica y su sister, que no sistah, como portavoz de
toda mujer negra del mundo, por mucho que reniegue. De vez en cuando sigue
haciendo falta un recordatorio sobre ese zumbido de trasfondo que es la mezcla
de racismo y machismo. Y una ovación cuando el mensaje no puede estar mejor
elaborado y emitido.
Terminamos la review con el
cliffhanger de la crisis bélica de la década. April por fin ha conseguido que Jackson le desembarque en Normandía.
Este clímax —tanto en el sentido narrativo como en el carnal— podría salvar no
sólo la salud mental de la Soldado Kepner, sino la vida sexual de Bailey y
Warren, que también se merecen sus cinco minutos de placer cada noche.
Esperamos deseosos al último
capítulo de 2015. Si la de los patines tuvo tanta suerte como su amiga la
teniente y si el nuevo va a seguir pico
y pala ganándose adversarios en su camino por ocupar el trono que pertenecía a
las posaderas de Derek Shepherd.
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