Venga, al unísono, decid todos conmigo: WTF!!! ¿Quién mató a Sinclair? Asher. ¿Quién disparó a Annalise? Wes. ¡Wes! O sea, nada que ver con nada. ¡Todo estaba mal! ¡Todo era mentira! Me siento muy alterado y, a la vez, felizmente engañado. ¿Y vosotros?
Sinclair era como una niña pequeña, ¿verdad? Una cría caprichosa que quería obtener reconocimiento a base de acosar a criminales. Y lo son, son criminales, pero son los protagonistas de la serie. Tuvo mala suerte en ese sentido. Filtrar la información del padre de Asher fue el detonante de todo, y Asher tuvo la oportunidad y la aprovechó. A partir de ahí, la mente de Annalise era la que debía encajar las piezas.
Y es verdad, ella es capaz de engañar a cualquiera, de manipular a cualquiera, de inventar una historia que beneficie a todos. Pero esta vez, solo estaba protegiendo a Nate. Comprensible. Después de todo lo que le hizo pasar, no podría permitir que pagase por un crimen que no cometió y, sobre todo, por un crimen que ella no manipuló. Pero mira, Catherine ha sido la cabeza de turco, le ha tocado. Un crimen que nunca nos importó, con gente que nunca nos importó, les ha venido bien en todo esto. Bueno, es una forma de hablar, porque menudo pifostio.
Michaela está tan sexualmente satisfecha que es capaz de esconder un arma, ignorar que podría ser de Caleb y vivir feliz para siempre al lado de un asesino. Connor va de digno porque no se ha tirado a ningún cliente, pero recordamos perfectamente que se acostó con el asistente de una clienta, acabó descubriendo que él era el culpable en aquel caso y éste acabó tirándose por la ventana. Una situación que, por cierto, recuerda a la del padre de Asher. Todo el asunto de la corrupción y de la violación de Tiffany Howard ha acompañado siempre a la trama de los Hapstall en un segundo plano y ha terminado ganándose todo el protagonismo en esta fall finale.
Los Hapstall tienen aún mucho que decir. Se quedarán toda la temporada, esto no es Once Upon A Time. Si Catherine está involucrada en el asesinato de sus padres, no se entiende que prefiriera rechazar los diez años de prisión y acudiera de nuevo a Philip, arriesgando las vidas de Caleb y Wes. De momento, sin ningún tipo de criterio y a riesgo de equivocarme como siempre, quiero pensar que Catherine y Philip son inocentes y Caleb, culpable. La semana pasada pensaba lo contrario, o sea que ya ves tú.
Annalise ha montado un paripé digno del teatro de Mérida. Podría haber intentado subir a Sinclair a la azotea con Bonnie y sin que sus alumnos se enterasen, pero prefirió usarlos como cómplices. Necesitaba ayuda. O prefería incluir por fin a Asher en el club de delincuentes y tenerlos a todos comiendo de su mano. Podremos volver a hablar de los Keating Five, ahora que todos están en el mismo saco.
Era hora de manipular sus mentes. Connor habría disparado, pero tenía a su lado a tres amigos/colegas/cómplices dispuestos a calmarle. Michaela y Laurel están hechas de otra pasta, podría decirse que son capaces de pensar más fríamente. Cuando ha llegado el turno de Wes, ya no había suficiente gente presente capaz de evitar lo que tenía que pasar, más aún si jugamos la carta de la novia muerta. Disparo a bocajarro y sin miramientos. Qué suerte que Annie pudo llamarle por su verdadero nombre: Christophe.
Claro, porque contaba con información de su niñez, algo que ya nos habían dejado ver. Ahora quieren que pensemos que Annalise mató a la madre de Wes, pero no tiene nada que ver, como siempre. Hicieron algo bueno que desembocó en su muerte. O algo así. Annalise va a llegar viva al hospital y Frank podrá fingir que le preocupa. Luego, ha de dejar a Catherine tirada en algún lugar y aparentar un intento de suicidio. O algo así. Y Asher va a confesar todo en comisaría. O algo así. Lo veremos pronto.
How to Get Away with Murder regresa el 11 de febrero.
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