¿Quién miente? ¿quién está en posesión de la verdad? Todos y
cada uno de nosotros tenemos nuestra propia visión de las cosas que nos suceden y rodean. Unos nos sentimos más atacados que otros ante ciertos comentarios, suponiendo que son contra nosotros.
Algunos observan unos detalles por empatía que a otros les pasan totalmente desapercibidos. Cada cual tenemos nuestra propia visión del mundo.
En el caso de The Affair, si a esta ecuación en la que nos
encontramos le sumamos un hecho tan potente como es el de una infidelidad, las
variables a la hora de contar la verdad de los hechos son múltiples. En el
caso de la primera temporada, dos, en concreto la visión de Noah y la de Allison. Pero, ricemos más el rizo, démosle un giro más introduciendo un
asesinato, de esta manera los detalles, el quién hizo qué, cómo lo hizo o por qué, comienzan a desdibujarse y la trama consigue ese engagement con el espectador, ya está dentro.
De esta manera conocimos lo que sucedió ese verano en el que Noah Solloway (Dominic West) decidió (bueno, una cosa lleva a la otra) tener un affair con Allison Bailey (Ruth Wilson), tirar por la borda un matrimonio de 25 años con 4 hijos, y de paso cargar con un delito de homicidio. Una historia que le valió a la ficción de Hagai Levi y Sarah Treem los Globos de Oro a Mejor Serie y Actriz en Drama.
Narrativa x 4
Ambos matrimonios han sucumbido ante la infidelidad y se han destruido, ahora es el momento de reestructurar las piezas de sus vidas, resolver los problemas causados y seguir adelante. Para ello en esta segunda temporada contamos con un gran acierto que es la narración de lo sucedido a cuatro bandas. Los personajes de Helen Solloway (Maura Tierney) y Cole Lockhart (Joshua Jackson) abandonan su estatus de personajes satélite para asumir una parte más activa en la historia. Y por lo visto hasta ahora en el primer episodio funciona a las mil maravillas. The Affair es una serie de personajes y necesitaba a Jackson y Tierney para superar los baches y bajones que ya sufrimos en ciertos momentos de la anterior temporada. Y si hay un personaje que va a salir reforzado de esta temporada es el de Helen Solloway. Cuidado si Tierney no se mete en el bolsillo alguna nominación para el año que viene.
Desde que se estrenase la segunda temporada el pasado domingo, las redes sociales han tenido casi un monotema al buscar #TheAffair: el pene. Aunque ni muy mono ni muy mini era la cosa. En el primer episodio se han atrevido a sacar un plano con un pene al aire, uno de verdad, no como aquél que salía en The Brink. Y digo atrever porque el desnudo frontal masculino sigue siendo un tema tabú en casi cualquier producción que no sea HBO, y en el caso de las féminas basta con echar un vistazo a casi cualquier serie en la que aparezca Gaby Hoffman. Muchas son las actrices que se han incomodado más de una vez al tener que desnudarse frente a la cámara y fingir orgasmos mientras que sus compañeros de reparto masculinos van bien con tan sólo enseñar el trasero. Una de estas actrices es la propia Ruth Wilson. Aunque más de una, y uno, ya han levantado la voz con discordancia. Por no hablar del tema monetario, vaya zasca le ha soltado Gwyneth Paltrow a Robert Downey Jr., pero eso es otro tema.
Si sigue la tónica del desnudo por parte de ambos sexos, primero aplaudo, y después me alegro debido a que la historia ganará en naturalidad.
Por la forma en la que se narran las historias y lo bien hilados que están los nexos entre cada una de ellas. Pese a que cada uno cuenta su historia siempre hay un par de momentos en los que se puede conectar perfectamente la continuidad de una historia con otra.
Aunque principalmente hay que continuar viendo The Affair porque queda por resolver un asesinato. Queremos saber si Noah es realmente culpable o no de un homicidio (premeditado o imprudente), el verdadero gancho de la serie que nos ofrece no sólo un cliffhanger por episodio, sino dos.
¿Llegaremos a tener cuatro cliffhangers? Habrá que esperar a ver cómo sigue la segunda temporada.
¿Has dicho pene?
Desde que se estrenase la segunda temporada el pasado domingo, las redes sociales han tenido casi un monotema al buscar #TheAffair: el pene. Aunque ni muy mono ni muy mini era la cosa. En el primer episodio se han atrevido a sacar un plano con un pene al aire, uno de verdad, no como aquél que salía en The Brink. Y digo atrever porque el desnudo frontal masculino sigue siendo un tema tabú en casi cualquier producción que no sea HBO, y en el caso de las féminas basta con echar un vistazo a casi cualquier serie en la que aparezca Gaby Hoffman. Muchas son las actrices que se han incomodado más de una vez al tener que desnudarse frente a la cámara y fingir orgasmos mientras que sus compañeros de reparto masculinos van bien con tan sólo enseñar el trasero. Una de estas actrices es la propia Ruth Wilson. Aunque más de una, y uno, ya han levantado la voz con discordancia. Por no hablar del tema monetario, vaya zasca le ha soltado Gwyneth Paltrow a Robert Downey Jr., pero eso es otro tema.
Si sigue la tónica del desnudo por parte de ambos sexos, primero aplaudo, y después me alegro debido a que la historia ganará en naturalidad.
¿Por qué debería seguir viendo The Affair?
Por la forma en la que se narran las historias y lo bien hilados que están los nexos entre cada una de ellas. Pese a que cada uno cuenta su historia siempre hay un par de momentos en los que se puede conectar perfectamente la continuidad de una historia con otra.
Aunque principalmente hay que continuar viendo The Affair porque queda por resolver un asesinato. Queremos saber si Noah es realmente culpable o no de un homicidio (premeditado o imprudente), el verdadero gancho de la serie que nos ofrece no sólo un cliffhanger por episodio, sino dos.
¿Llegaremos a tener cuatro cliffhangers? Habrá que esperar a ver cómo sigue la segunda temporada.
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