Era febrero. Rebecca se marchó de nuestras vidas hace ya una eternidad, y aún no sabíamos quién era el culpable. Tardamos menos en saber quién mató a Lila y a Sam. En esos casos no fue Bonnie, vale, por fin lo he asimilado. Pero estaba claro que la rubia, ninguneada a tiempo completo, tenía que explotar en algún momento. Y lo hizo.
Eso fue en febrero. Ahora, Annalise sigue saliendo, trabajando y buscando retos en su carrera, ajena a todos los rumores, mientras el mundo entero piensa que su amante mató a su marido. Frente a los alumnos, como si no hubiera ocurrido nada. Sus chicos están distraídos, a sus cosas, aunque siguen siendo los mejores de la clase, todo como siempre. Wes está en otro punto, y comienza a insubordinarse. No es de extrañar, porque la profesora está tanteando, indagando. Y él contesta como lo haría un adolescente con su madre. Siempre han tenido una relación muy curiosa. Annalise y Frank intentan saber si fue Wes quien mató a Rebecca, pero se les ve venir. En un momento dado, Wes se decide a hablar, alejando las sospechas. Ya mató a Sam. Es suficiente.
Cuando no están rodeados de desconocidos en la clase, Michaela es como una niña de once años, enfadada con Laurel y con el mundo, y Connor deja atrás las preocupaciones cuando las gatas se pelean. Asher pasa de Bonnie incluso sin querer y esta vuelve a sentirse desplazada. Siguen con sus vidas, pensando dónde estará Rebecca y a quién envió un SMS antes de "desaparecer". Todo bastante aburrido. La única novedad es la llegada de Eve Rothlo, compañera de Annalise en la universidad, para defender a Nate.
El rencor se palpa en el ambiente. Eve está despechada porque Annalise la abandonó por su terapeuta, quien después se convertiría en su marido. Toma golpe de efecto. Un dramón lésbico que nadie vio venir. Cuidadito con Eve porque cuando pone esa cara significa que se avecinan muchas muertes.
Frank comienza a sospechar de Laurel. Cinco segundos después, alguna criatura invisible aleatoria susurra directamente al oído de Annalise que Bonnie mató a Rebecca. Y así había sido. Podrían haber trabajado un poco más la historia, ¿no? Realmente no era necesario que alguien lo descubriera para poder contarlo. Que yo recuerde, nadie sabe que Frank mató a Lila. No hizo falta para mostrarnos cómo sucedió. Esto solo puede significar que Annie va a usar esa información de alguna forma y aprovecharse de Bonnie (todavía más) en un futuro.
Michaela envió un segundo SMS que por fin ha recibido respuesta. Por su parte, la policía sigue persiguiendo a Asher. Esta vez la fiscal le pregunta por Eve y él contesta que la conoce. Lo que sucede después te sorprenderá.
También estaba por ahí la familia Hapstall, que no importaba a nadie hasta que nos hacen darnos cuenta de que les vamos a tener que aguantar, como mínimo, hasta las vacaciones de Navidad. Durante la primera temporada, los casos episódicos funcionaban como simple relleno efectista. En cambio, el caso de los herederos adoptados supuestamente inocentes va a ser el desencadenante de un culebrón mayor que ninguno antes visto. Eso sí, esta vez no morirá nadie. Dentro de dos meses, habrá disparos en casa de los Hapstall, Wes saldrá huyendo y Annalise quedará herida en el suelo, y está claro que no va a pasar de ahí porque Annalise es inmortal. Esto no quiere decir que no necesitemos saber qué ha ocurrido. ¿Esta vez sí ha sido Wes? ¿Por qué ha disparado a Annie? ¿Tendrá algo que ver esa tensión sexual que se esconde tras la relación de complicidad que se esconde tras la relación paternofilial que se esconde tras la relación profesional y estudiantil?
Cuántos matices tiene esta señora. Como para llevarse un Emmy.
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