The Brink, la tortura veraniega de HBO

El pasado domingo HBO estrenó dos nuevas series para hacer compañía a su producto estrella, True Detective. La que nos ocupa hoy es The Brink, una comedia que trata una crisis geopolítica desde diferentes ópticas, con un reparto muy interesante y una pinta excelente sobre el papel. Sin embargo, visto el primer episodio, no podemos decir que el resultado final sea satisfactorio.

Justo una semana después del final de la tercera temporada de Veep, la comedia política de referencia en la actualidad, HBO rellena su hueco con The Brink, que trata una crisis militar entre Estados Unidos y Pakistán desde los puntos de vista de tres eslabones de una larga cadena que empieza desde la sala donde se toman las decisiones más importantes para la humanidad y acaba en el piloto que aprieta el botón que suelta las bombas. Tim Robbins es el Secretario de Estado Walter Larson, más preocupado por las mujeres y el alcohol que por su trabajo, debajo de él se encuentra Alex Talbot, un diplomático de bajo nivel sobre el terreno en la misma línea que su superior y, por último, Zeke Tilson, interpretado por Pablo Schreiber, es un piloto que se dedica a traficar con pastillas en el portaaviones. Estos tres actores son su principal reclamo pero, salvo un poco Schreiber, ninguno está a la altura de las circunstancias. 

Como ya hemos mencionado, The Brink viene a sustituir en la parrilla de HBO a Veep, la serie en la que Julia Louis-Dreyfus interpreta a la Presidenta de Estados Unidos, es decir, otra comedia que trata la política en sus más altas esferas pero que parece haberse quedado con toda la sutilidad, el ingenio y la elegancia, por decirlo de alguna manera. 

La serie de los hermanos Benabib busca una visión más grotesca y paródica, pero con un humor más facilón, donde la crítica política, por acertada que pueda llegar a ser, queda desvirtuada por unos chistes donde la sodomía, las drogas o las mujeres se llevan todo el protagonismo, encontrándose más cercano a un público adolescente pero tratando un tema que puede no ser de su interés y alejado del clásico target joven de la cadena más cercano a El Séquito o a Ballers, su otro estreno veraniego. 

En este sentido, es más parecida a Austin Powers (no en vano dirige el piloto Jay Roach) que a Teléfono Rojo: ¿volamos hacia Moscú?, una referencia más lógica sobre el papel. No me parece que funcione nada en este piloto, los actores están sobreactuados y los chistes son trasnochados, sexistas y caducados desde hace veinte años. Un gran despliegue económico y de talento tirados a la basura.

Sinceramente, no soy capaz de ubicar una comedia tan insulsa y sin ningún tipo de contenido como esta en la HBO, una cadena que suele hacer productos más trabajados y que siempre suelen aportar algo, como mínimo.