El domingo se emitió el cuarto capítulo de esta nueva temporada de Silicon Valley en HBO y por fin podemos
dar un veredicto sobre lo bien que ha
vuelto y la falta que hacía a los guionistas sentarse, replantearse la
estrategia y darle unos retoques a la comedia.
No es que la primera temporada fuese mala ni mucho menos, pero igual
pecaron de encerrarse demasiado en su temática de informáticos y jóvenes
emprendedores y no explotaban su lado cómico todo lo que deberían. La nueva
tanda de episodios se abre al público con
un sentido del humor más genérico y accesible. Con esto no queremos decir
básico en absoluto, sólo que si la abandonasteis el año pasado, deberíais
plantearos volver.
En estos tres episodios que llevamos ya, los niños de la incubadora están
saboreando las mieles del éxito tras ese final de temporada que tan confusos
nos dejó a los que no tenemos ni idea de encriptación ni de nubes ni de
congresos de chavales que programan en manada. En resumidas cuentas: conflictos a más alta escala que dan mayor
juego.
La muerte del excéntrico Peter Gregory marca el fin a tan breve estado de
felicidad. Con Hooli soltando la
artillería judicial y a punto de llamar a Annalise Keating, los Pied Pipers
tienen su principal apoyo y mentor bajo tierra y no hay más remedio que volver
a sacarse las castañas del fuego ellos solitos.
O parasitando a Richard.
Los guionistas están dándole a los secundarios un giro de tuerca hacia lo extremo. Véase el caso de llevar a Elrich a niveles cada vez más
irritantes. ¿Quién iba a pensar que se podía forzar más aún el estereotipo del cara integral? Y que todo el
mundo trague con él. No vamos a negar que el tema del negging y el plantar de forma literal los huevos en una mesa de
conferencias fue un punto, pero con cuidado. Lo poco gusta y lo mucho… Ya
sabéis el refrán.
El tándem que se plantea como gran reclamo cómico para la temporada es el
de Gilfoyle y Dinesh. El dúo
dinámico de la incubadora se mantiene en esa rivalidad ya establecida como crónica, que está llegando a estados
más caros y brutos. Como una buena frenemistad debe ser, vamos.
Nos preguntamos, eso sí, si en algún momento de esta primavera veremos un
movimiento de la relación de Richard y
Monica o si se la reservarán para temporadas venideras, porque ya están
renovados para una tercera y si sus números siguen hacia arriba, se les estiman
al menos un par más.
Aquí seguimos expectantes para ver más Silicon
Valley, los niveles de riesgo que
están dispuestos a alcanzar para arrancar la carcajada y si consiguen
llegar al Olimpo de la comedia junto a su compañera de noche, la presidenta de
los Estados Unidos de América, nada más y nada menos. El listón está alto.
Los tres primeros episodios de esta segunda temporada fueron muy buenos pero el 4 de verdad que ha sido una gran decepción. Arranca muy bien pero a medida que avanza la historia, se desinfla por completo. Sorry pero discrepo por completo de lo que piensas. Puede que la primera temporada manejara mucho los temas del mundo de las computadoras, pero... ¡por Dios! ¡De eso se trata, por algo el nombre de Silicon Valley!
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