Crítica de Grey's Anatomy S11E19. Crazy Love.
Seguimos simpaticones, sacando la carcajada, en algunos momentos el bochorno y, no vamos a dorarle la píldora a nadie, cortitos de trama.
Seguimos simpaticones, sacando la carcajada, en algunos momentos el bochorno y, no vamos a dorarle la píldora a nadie, cortitos de trama.
¿A qué me refiero con esto último? A que no nos pueden vender un MerDer
idílico, comiéndose las perdices antes de acabar el cuento (porque Grey no
acabará nunca) y cerrar el episodio con
un cliffhanger barato nivel vendehúmos máximo habiendo jugado la exacta misma
carta hace cuatro días. Señores, no. Por aquí no podemos pasar.
¿Quieren que alguien se pase toda la semana preguntándose dónde está Derek
Shepherd después de ese momento “oh, amor mío, espérame en la orilla del río
donde no pases frío y donde la luna brille mejor”? No. No compramos. No más columpiadas.
Otro punto negativo para los guionistas es la resolución de ese naciente
amorío entre Callie Torres y el policía
de la semana pasada. En dos frases,
trama finiquitada. Si no vais a volver a llamar a un actor, no lo
presentéis como el gran enemigo del Calzona cual enfermera que se triscaba
Derek allá por 2008.
La otra doliente en los romances es Maggie. El don de gentes/hombres no lo
ha heredado de su papá, está muy claro. Y justo al revés que con Callie, a
Maggie le vuelven los maromos que pensamos nunca volver a ver. Ethan el radiólogo tiene problemas con el
thunder de Pierce y Pierce se desahoga con su nuevo bestie a.k.a. her person.
¿Os imagináis que Alex pilla una trama para él solo sin ser el Robin de ninguna
Batman? Eso sí que sería un cliffhanger potente.
Más males de amores: Amy y Hunt. ¿Y para qué vamos a innovar y dar un
vuelco a una relación de forma coherente y bien argumentada? Pataleta tremenda porque a Amelia le sale
mal una operación y culpa a un juicio parcial de Owen. Se nos acabó el amor
de tanto usarlo con tan poca profesionalidad. ¡Porque ahora el sexo
hospitalario es pecado capital! ¡Después de once años retransmitidos!
Guionistas, esta tensión no la vendéis por mucho pasado tortuoso de Shepherda.
Y como el episodio se llama “amor loco” haciendo referencia a que todos los
personajes más que locos se han quedado agilipollados por enamorarse, el último
iluminado por las flechas de Cupido: Richard Webber. Hablamos de Richard
Webber, el mentor pluscuamperfecto que nunca ha tenido más desliz que hacerle
un bombo a Ellis Grey y sus escarceos con el alcohol. ¿Desde cuándo este gran hombre antepone sus rupturas sentimentales a
sus juicios médicos? Venga, por favor.
No voy a protestar más. Todo lo que nos devuelva a Catherine Avery siempre será bien recibido. Pensar que a esta mujer
todavía no la han hecho fija es por lo que sí que deberíamos echarnos a las
calles.
Abrazamos, eso sí, los momentos de
cachondeo que son lo que salvan al episodio, como esa charla de las féminas
del SGH hablando de los miembros que mutilarían a sus respectivos (Arizona a
Callie incluida), Steph y todo su drama fálico-genital y la discusión final de
April y Webber.
PD: Idea para el próximo episodio de catástrofe: destruir la azotea y el
helipuerto de una vez por todas. Total, recoger
una cortina verde es hasta barato.
Miedo me da que haya tantos capítulso "felices" seguidos...ya no sé si ahora toca que alguno muera o toca catástrofe natural, pero está claro que algo va a pasar antes de que acabe la temporada.
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