Si en la review de la semana pasada ya vimos cómo empezaba a resurgir esa magia autoparódica de Glee, esta semana este recurso ha hecho que las risas estén aseguradas. Para qué mentir, el Sue-Saw ha ayudado también. Parece que si la temporada sigue por este camino de reírse de sí misma, vamos a presenciar una estupenda resurrección y a acabar la serie como empezó, con risas.
Dejamos la semana pasada tras la actuación de Vocal Adrenaline, que es justo donde empieza esta, pero cuando esperábamos ver a los Warblers, Sue saca una competición de tres días de la manga para acabar de hundir a Rachel y su nuevo entretenimiento. Tras esto las dos grandes tramas son el encierro Klaine y el reclutamiento y preparación del Glee Club.
De camino al Auditorio para la actuación del segundo día, los Warblers, Kurt y Blaine toman un ascensor nuevo, que resulta ser una trampa —con baño— de Sue para que vuelvan a estar juntos. Altas temperaturas, drogas que aumentan el deseo sexual masculino y miedo en los huesos con un Jigsaw Sylvester hacen que finalmente Kurt y Blaine acaben besándose para salir del encierro. Si bien su estancia en el ascensor no vuelve a unirles de forma romántica, vuelven a ser amigos, lo que resulta ser el plan de Sue para la semana en la que nos encontramos.
Sin embargo, no todo le sale tan bien a la entrenadora Sylvester, ya que en un intento desesperado por ganar miembros, Rachel acaba reclutando a Kitty —y al gay jugador de fútbol que desde el primer minuto sabíamos que iba a acabar ahí pero no sabemos ni cómo se llama—, y Kitty es fuego, Kitty es peligro, Kitty es la solución. Sue guarda en su ordenador (con clave) en una carpeta encriptada (otra clave) una lista de canciones a las que es emocionalmente vulnerable, tanto es así que no puede evitar acabar dándoles el primer premio tras poco a poco ir embobándose con la sencilla actuación del New Directions —mientras nosotros entramos en su cabeza para ver lo que le evocan las canciones—.
Si siguen por este camino, me alegro de no haber abandonado en los momentos difíciles, porque si esta recta final va a ser este desfile de auto palos, acabar con una sonrisa será mucho mejor que con mal sabor de boca. Para empezar, la semana que viene conocemos a los padres de Brittany, y con sólo ver el cast elegido, ya doy palmas con las orejas.
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