Mientras que la primera fase de la producción original de series de Amazon Studios pasó bastante desapercibida (tal vez con la única excepción de Alpha House, si es que alguien se acuerda de ella), no ha sido hasta la segunda cuando la ambiciosa compañía ha querido y podido demostrar que puede convertirse en un importante jugador en el complicado juego de la producción televisiva de ficción.
Siguiendo su peculiar modelo de producción, dejando que sean sus usuarios los que decidan (o eso quieren hacer creer) lo que van a ver en el "canal", Amazon Studios daba luz verde a Mozart in the Jungle junto a Transparent (que ya demostrado de sobra su valía) y The Bosch (que todavía está pendiente de ello), además de una serie para preadolescentes y otra para el público infantil.
Mientras que la intimista Transparent ha supuesto, prácticamente a la fuerza, un cambio en lo que el consumidor puede y quiere ver, Mozart in the Jungle nos ha ofrecido en su primera temporada una propuesta mucho más digerible y apta para un público menos exquisito. Una propuesta repleta de ligereza y frescura sobre una temática no tan atractiva de primeras son la clave de un éxito que aún está por determinar, pero que a mí personalmente me ha convencido.
Roman Coppola (hijo de), el rarito Jason Schwartzman (quien hace una aparición especial en la serie) y Alex Timbers han sido los encargados de desarrollar esta serie basada en la novela de una oboísta Blair Tindall, que cuenta sus peripecias en el mundo de la música clásica, tanto de los bajos fondos como de la mismísima Filarmónica de Nueva York. Un mundo desconocido para muchos se revela ante nosotros como algo mucho más complejo e infinitamente más atractivo de lo que pensábamos: sexo, drogas, política y celos son las piedras angulares del mundo en el que se mueve Hailey Rutledge (Lola Kirke, hermana de una de nuestras Girls), donde la música no es otra cosa que un elemento contextual y, ante todo, un trabajo.
Salvo para una persona, Rodrigo de Souza (Gael García Bernal), el nuevo director de la Filarmónica para el que la música lo es todo y al que todo le resbala salvo lo que la música le hace sentir (eso y Anna Maria). Su llegada a la orquesta va unida al destino de Haley, y a ellos acompañamos en todo momento durante la primera temporada de la serie: por un lado, los conflictos de Rodrigo con la alta dirección de la Filarmónica y con su propia obsesión musical; por otro, la confusa vida de Haley, una neoyorquina más que tiene que lidiar con el alquiler, con el trabajo más sucio y con una carrera aparentemente sin futuro. Los secundarios, interpretados muy acertadamente por algunos nombres como Saffron Burrows, Debra Monk, Bernardette Peters o Malcolm McDowell, proporcionantramas adicionales muy bien hiladas que acompañan y refuerzan a los protagonistas, cuyas historias son narradas en ocasiones con excesiva intensidad.
Es esa intensidad la que, precisamente, le proporciona a Mozart in the Jungle un elemento adicional: la adicción. Sus 10 episodios se consumen a un ritmo alarmante mientras vemos cómo una serie a priori tan insulsa cala en nosotros como no habíamos imaginado. Es demasiado simple como para ser brillante; es demasiado ligera como para ser relevante; y es demasiado alternativa como para ser universal, pero Mozart in the Jungle comprende y practica un ritmo narrativo que ya quisieran las grandes series actuales. Otra cosa no, pero ahí es donde esta serie de músicos es sobresaliente.
COMENTARIOS