The Newsroom ha regresado en su tercera y última temporada con la esperanza de que sus héroes puedan por fin “bajar del árbol” para despedirse de la audiencia con dignidad. Y aunque han vuelto los diálogos rápidos llenos de genialidades también han regresado los planos temblorosos y ese idealismo exagerado que tan poco nos gusta a los que hemos estado alguna vez en una redacción.
Empezamos
con la preparación de la boda entre Will y Mac, que nos sirve para conectar con
el último episodio del año pasado. Una ceremonia que parece más difícil de
organizar que una cena de gala en la Casa
Blanca : ¿Nueve damas de honor Mac?, ¿eres la reina de
Inglaterra?
Pero
la actualidad los interrumpe con la noticia del atentado en la Maratón de
Boston. Los errores y consecuencias de lo sucedido con Genoa siguen pesando
mucho mientras nos encontramos con que la novia de Jim, Hallie, se ha unido al
equipo (¡y tiene mucha más química con Neal!). Pero aunque en la redacción se
desate el caos, siempre nos quedará Sloan y su burbuja, sobre todo ahora que le
han comprado el juguete favorito de los economistas: un sistema informático que
le permite cruzar múltiples datos para el análisis de información financiera.
Gracias a ella descubrimos que los hermanastros de Reese, sacados de la manga
cual Deus ex Machina, quieren hacerse
con la compañía.
Entre
toda esta crisis no podían faltar los grandes discursos marca de la casa, y puede
que el pobre Will pierda el hilo porque llevan exceso de azúcar -y desde una
perspectiva europea demasiado patriotismo-. Sorkin no esconde su añoranza por
los viejos tiempos, en los que Internet -o más concretamente Twitter- no
“contaminaban” la honorable profesión del periodista. Es verdad que con la
excusa de la inmediatez se cometen muchos errores (eso de contrastar fuentes ya
no está de moda) pero tampoco hay que dejar de lado las posibilidades que los
nuevos medios han traído, como la generalización del acceso a la información.
Charlie
sigue siendo el mejor jefe de división del mundo (se merece barra libre en
todos los saraos de la ACN ).
No sólo sigue apoyando al equipo al 100% sino que los mantiene a raya
cuando están a punto de meter la pata. Neal asume con paciencia su papel de community
manager/nerd/chico-para-todo, al que convierten en el nuevo Julian Assange
cuando le ceden miles de documentos clasificados. Entre ellos se encuentran
hechos relacionados con Kundu Ecuatorial, el mismo país ficticio que se usó
para El Ala Oeste.
Y
vayamos al problema Maggie: después de una primera temporada esquizofrénica por
su relación con Don y una segunda traumática por los eventos en África, resulta
que comenzamos la tercera y toda la redacción parece estar harta de ella. Y
cuando tiene que estar cinco minutos en directo -y lo hace bien-, todo el mundo
se queda sorprendido como si no hubiese estado trabajando con ellos los últimos tres años. #nooneunderstands.
Aunque
el debate planteado sobre llegar los primeros o contar la noticia con todos los
datos ha sido interesante, Sorkin ha decidido persistir en su “misión para
civilizar” intentando convencernos de que en el mundo del periodismo, antes
todo era mejor. Por lo menos en el próximo episodio vuelve la abogada Rebecca Halliday, lo
que nos garantiza diálogos con muy mala leche.
La serie de HBO The Newsroom es inteligente en tomar casos reales y tensar
ResponderEliminaral espectador.