Esta semana, empezaremos hablando de Abby porque se lo merece. Hasta ahora, ha sido la nueva Olivia Pope pero de baja categoría. No conocía los verdaderos entresijos de la Casa Blanca y se limitaba a hablar con la prensa de lo que sabía. Ahora, por culpa de Jake, vuelve a hablar con sinceridad frente al Presidente, y lo hace rozando muchos límites. Abby ha conseguido que Fitz hable con Olivia pero esta no le pondrá fáciles las cosas con lo que está por venir.
Asistimos a la muerte del Presidente Cooper. Huelga decir que es un Presidente ficticio cuyo mandato coincide en el tiempo con el de Ronald Reagan, siendo ambos republicanos y supervivientes a un intento de asesinato. En el caso de Reagan, John Hinckley Jr. disparó contra el Presidente para impresionar a la actriz Jodie Foster. Hirió en el pecho a Reagan y fue Jim Brady, su asistente, quien recibió un disparo en la cabeza. Brady murió el pasado 4 de agosto de 2014 y su muerte fue considerada asesinato por estar directamente relacionada con las heridas fruto del atentado de 1981.
En el atentado contra Cooper, al cual sobrevivió, Leonard Carnahan le disparó en la cabeza, presuntamente. Se declara inocente del intento de asesinato y decide pedir ayuda a Olivia Pope. El Presidente ha muerto probablemente por secuelas de aquel disparo de 1986, la bala sigue en su cabeza porque extraerla resultaba muy arriesgado y ahora ese riesgo ha desaparecido. La solución pasará por hacer que declaren a Carnahan culpable de asesinato (#JusticeForCooper) y pedir una autopsia para demostrar que la bala no pertenecía a su arma. Carnahan está a tres años de conseguir la libertad condicional y, si la táctica sale mal, podría ser condenado a muerte, pero acepta.
No es que Olivia y sus amigos hayan conseguido manipular al Gobierno, que también, es que al Gobierno le viene muy bien desviar la atención de lo que Lizzie Bear acaba de soltar en televisión gracias a la ayuda del amante/prostituto/traidor de Cyrus, por cierto, nacido en 1979 según informaciones.
Mellie ya no huele y ha vuelto a sus quehaceres como Primera Dama, por los cuales va a encontrarse con la viuda de Cooper, que es como un reflejo de ella misma con treinta años más. Los cuernos forman parte de la vida diaria de las santas esposas de la Casa Blanca. Sin embargo, Bitsy supo darle la vuelta y aprovecharse de la situación. Su marido, con dedo y medio de frente, no pudo hacer todo lo que se le reconoce si pasaba el día fornicando por doquier. Mellie ha tenido una revelación, es hora de tomar las riendas. Estos aires nuevos van a molestar tremendamente a Cyrus, indignado con Mellie y también con Abby. La cosa cambia cuando Abby le comenta que, con toda seguridad, la filtración proviene de su amiguito.
Rowan se reúne con Fitz para pedirle que deje a Olivia ver a Jake. Es cierto que, cuanto más tiempo pasen separados, más va a creer Olivia en su inocencia, pero a saber por qué cree Papá Pope que viéndolo cambiará de opinión. De todas maneras, Olivia ya no se fía de su propio criterio. Leonard Carnahan se ha reído en su cara demostrando que fue realmente el asesino y que merece ocupar su lugar en la historia. Están todos locos. De todas formas Jake, cual corderito, se rinde con la lucha por demostrar su inocencia y se limita a preocuparse por el bienestar de su familia.
Fitz accede a mantener a Jake con vida y con una cierta comodidad, todo por el amor a Olivia, y Rowan no está contento con el resultado de sus propias acciones. Últimamente a los Pope no les salen las cosas como habían planeado.
Por último, Huck ha pasado los últimos días jugando a videojuegos con Javi mientras Quinn conseguia averiguar a qué taquilla pertenecía aquella llave que Caitlin robó y Faith se tragó. Al abrirla, descubre que Olivia está siendo vigilada. ¿Adónde nos llevará esto?
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