Decíamos al principio de la temporada que Homeland había quedado como una buena serie de espías, pero poco más. No es no que hayamos tenido capítulos interesante pero ha sido Redux el que nos la ha traído de vuelta y lo ha hecho porque a los ingredientes que tenía, todo lo relacionado con el terrorismo y la geopolítica, le hemos sumado aquellos que habían sido restados, Claire Danes en estado puro, llevada al límite, negociaciones políticas de altos vuelos, acción frenética y hasta varios toques de humor. ¡Ah! Y Brody.
Ni que decir tiene que todos están en la búsqueda de Saul y Haqqani. Hasta ha llegado a Pakistán el desagradable Director de la CIA, Andrew Lockhart, para supervisar toda la operación, y de paso desautorizar a la embajadora con su habitual despotismo. La pobre Martha no gana para disgustos desde la llegada de Carrie y además tiene que cargar con políticos incompetentes y con su marido, que parece que le ha cogido el gusto a su estancia en Islamabad, no sabemos muy bien si porque ha nacido para el espionaje o por el lujo de traicionar a su esposa y tenerla contra las cuerdas.
Saul y Haqqani van camino de convertirse en una mítica pareja. El terrorista se nos presenta de una forma muy distinta a como estamos acostumbrados. Se siente agradecido por volver a ver a su familia con su escudo humano tras tres años. Es por ello por lo que el ex espía es tratado como un rehén VIP, siendo invitado de honor, cenando junto a su familia y demás talibanes, discutiendo de política e incluso siendo espectador mientras intimaba con su mujer. Cuanto más cerca mejor. El humor, intencionado o no, también está presente en esta línea argumental con un momento ¿te gusta conducir? de Haqqani y el lanzamiento de alpargata que recuerda mucho al que sufrió Bush durante una rueda de prensa.
Carrie tampoco cesa en su intento de rescatar a Saul y está explotando la vía de los medicamentos junto a Fara y Max, los más leales amigos que le quedan en Pakistán, sin contar con su protector Quinn. Y llega el cambio de pastillas marca de la casa de Dennis Boyd, el maridísimo de la embajadora encarnado por Mark Moses en otro de esos papeles odiables con los que suele obsequiarnos. Si Carrie no se toma la medicación, malo, pero si toma alucinógenos puede convertirse en una persona peligrosa y fuera de todo control. Empieza aquí el desvarío de nuestra protagonista y, dicho sea de paso, los mejores minutos de la temporada.
Y es que la secuencia de Carrie corriendo por el hospital y las calles de Islamabad, con el clásico plano persecutorio en tercera persona que tan bien le sienta. Visualmente genial, con un montaje frenético y una Claire Danes en su salsa. A su célebre catálogo de caras y tics, añadimos a la Carrie drogada hasta arriba. En la escena hay de todo, alucinaciones con monos, disparos sin pistolas, apariciones inesperadas, y Brody. Llega el momento en el que no sabemos si la que alucina es ella o nosotros, que empezábamos a dar por hecho que Homeland se había ido de las manos para siempre, hubiera sido el deux ex machina más brutal y tramposo de la historia. Menos mal que en una serie desquiciada hay alguien que mantiene la cordura. Al final, quien sostiene a Carrie en sus brazos es Aasar Khan, lo que abre un nuevo horizonte: ¿qué quiere de Carrie? ¿De qué lado está?
No creo que a estas alturas haya nadie que quiera que vuelva Brody a la serie, no tendría cabida. Su vuelta significaría que la abandonasen casi todos los seguidores que aún quedamos. Eso sí, verle en forma de alucinación ha sido refrescante y toda una sorpresa después de una temporada en la que no se le ha mencionado (o casi). Su aparición ha sido la guinda a un capítulo casi perfecto que dignifica a la nueva Homeland y hace olvidar algunos de los peores momentos de la serie. Esperemos que lo que venga a partir de ahora esté a la altura. ¿Qué opináis?
Capitulazo, ha vuelto la Homeland que tanto gustó y Claire Danes sigue siendo la mejor actriz en la TV.
ResponderEliminarEl final casi me engañan eh
Como lo dijeron en la review del 401 esto ya es un spinoff, muy bueno, pero ya no se trata de lo mismo
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