The Walking Dead S05E02. Strangers

Ni puede ni debe The Walking Dead ofrecernos todas las semanas capítulos como No Sanctuary. De vez en cuando es necesario parar un poco, volver a poner las cosas en su sitio y presentar nuevas situaciones y personajes. Strangers gira en torno a ese concepto que en la serie se ha vuelto tan crucial, cómo reaccionar ante un desconocido, que a estas alturas son más peligrosos que los propios zombies. Los humanos son, por tanto, la principal amenaza para los propios humanos.

De vuelta a su rutina itinerante, el grupo de supervivientes ha conocido a Gabriel Stokes (Seth Gilliam, The Wire), un sacerdote que estaba a punto de ser víctima de un puñado de caminantes. Tras las preguntas de rigor, le acompañan a su refugio, una iglesia aparentemente intacta en su interior en la que el cura se ha refugiado desde el inicio del brote, que ocurrió casualmente tras la colecta anual de comida, por lo que Gabriel apenas ha tenido que salir a buscar alimento. Está claro que oculta algo, probablemente atrincherarse cobardemente en su iglesia sin dejar entrar a nadie cuando estalló el apocalipsis, pero como dice Rick, a estas alturas todos han hecho algo discutible para seguir viviendo. Ya iremos viendo si Gabriel se gana el respeto del grupo.

El olvido y el perdón son una constante en esta encarnizada lucha por la supervivencia. Tyresse escuchó y perdonó a Carol en el memorable The Grove, pero ahora le toca la aceptación de un grupo que sabe lo que hizo, pero también saben que están vivos gracias a ella por lo que no hay problema en volver a incluirla o, como dice Rick, que ella les incluya a ellos. El problema es que a menudo es uno mismo el que no se perdona ni olvida sus propios actos, por eso intenta arrancar el coche para huir de nuevo. Afortunadamente, su ángel de la guarda Daryl la estaba vigilando y pueden así emprender la búsqueda de Beth juntos. Puede ser muy interesante esta caza por parte de dos de los personajes más duros de pelar. No es Carol la única que busca el perdón y la aceptación, también Tara, que sigue sufriendo por su colaboración con el Gobernador que desembocó en la decapitación de Hershel. Es una buena chica, así que todo olvidado.

La felicidad en este tipo de series es un mal síntoma. Bob parecía haberla encontrado junto a Sasha y su entendimiento era perfecto. Tras un pequeño susto en la ciénaga en la que se había convertido ese almacén, Bob es golpeado por alguien desconocido en mitad de la noche. Hago un inciso para criticar la manía que tienen nuestros protagonistas de salir fuera mientras celebran. Al final del capítulo comprobamos que todavía queda mucho Gareth por sufrir y muchas extremidades que cercenar, como la pierna del bueno de Bob. Esta secuencia es lo mejor del capítulo a pesar de la charla pseudofilosófica con la que nos obsequia el caníbal jefe. Con una sabrosa pierna menos sus posibilidades de sobrevivir se han reducido drásticamente y no me imagino al resto cargando con él a cuestas hasta Washington.

La capital parece ser el futuro irremediable del grupo, toda vez que Abraham y Eugene se han encargado de convencer a Rick, que vuelve a asumir el papel de líder. Pero varias preguntas me asaltan ante tan lejano y a la vez concreto objetivo. ¿Será el final de The Walking Dead la salvación del mundo, a diferencia de la mayoría de referencias anteriores? ¿No sería demasiado tópico hacerlos llegar a Washington para encontrarse con una ciudad completamente destruida como lo estaba Atlanta y el CDC? Tenemos una semana para responder las dudas y generarnos otras nuevas, pero para eso están los comentarios.

Promo S05E03. Four Walls and A Roof