Hay que amar Dallas, el culebrón definitivo

La que fuera un mito de los 80, ese culebrón con el que toda señora se escandalizaba, fue recuperada hace un par de años, el reboot de Dallas en 2012 nos dió un capítulo piloto interesante, divertido e intrigante. Su primera temporada es tan adictiva que se ven los 10 capítulos en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo sirve para sentar las bases de lo que serán las siguientes dos fantásticas temporadas (la última aún por estrenar en el Canal TNT), un no parar continuo de giros de guión, sorpresas e histeria generalizada que hace disfrutar cada minuto frente al televisor. Las audiencias han ido cayendo poco a poco, sobre todo cuando a lo loco decidieron sacarla de su lugar natural, el verano, por lo que TNT ha decidido quedarse con sus aburridos procedimentales y cancelar Dallas y no habrá cuarta temporada.

Sorprendentemente la trama de Nicolás Treviño y Elena ha conseguido aguantar toda la temporada, con ella yendo de un lado para otro y sin darse cuenta de que el otro no la quería nada más que para pagar al cartel. A pesar de todo, la compañía vuelve a sus dueños y Bobby seguirá rigiendo la petrolera. Treviño, que a juzgar por los balazos de la season finale es inmortal, se va sin saber si el hijo de Elena es suyo o de John Ross, todo un drama, sobre todo porque al final Elena se entera de que el anteriormente llamado Joaquín asesinó a su hermano. La seriefilia a veces es injusta.

La trama más loca de la temporada ha sido sin duda el secuestro de Ann y Emma por parte del cartel, nos ha dado escenas de auténtica carcajada, ni Lydia Bosch lo hubiese hecho mejor/peor, sobre todo con Emma intentando conquistar al sobrino del señor cartelista mexicano. Aún más absurdo se vuelve todo cuando John Ross se intercambia con Emma y terminan en una pseudopelea con pistolas de juguete de por medio. El final abrupto nos ha dejado sin saber cómo le irá a John Ross, si prefiere quedarse con Pamela que le podría seguir torturando o probar con Emma y jugar a coleccionar venéreas. Ésta última parecía más posible gracias a la alianza con Judith Ryland, uno de los twist sacados de la manga en la finale por el que ella es nombrada Railroad Commissioner y controlará los puertos que usan a diario Ewing Global.

Siempre hemos asumido que John Ross sería el nuevo JR y también sabíamos que Josh Henderson no le llegaría a Larry Hangman ni a la suela de los zapatos, pero a juzgar por la última temporada hubo un cambio de rumbo, Bobby representa la tradición y la protección a su familia, lo que a veces le puede llevar a hacer cosas poco éticas, mientras que John Ross representa más la ambición, la locura y la frescura. John Ross no es el nuevo JR, lo es Bobby, que con finalidades distintas hará lo necesario para proteger lo suyo. La muerte (o no muerte) de Christopher no hace más que confirmar esta teoría, su templanza y su tranquilidad a la hora de controlar cualquier cosa no llegaba a darnos todo el juego que necesitabamos, manteniendo el enfrentamiento Bobby-John Ross. Ahora con la cancelación, Jesse Metcalfe se quedará en el purgatorio aburriendo a las ovejas.

La siguiente generación de los Ewing ha sabido hacerse un hueco en los corazoncitos de los seriéfilos que disfrutan con las series desenfadas, rápidas y, por qué no decirlo, un poco trash. No nos hacen falta los mejores actores para verla, de hecho Jordana Brewster estaría nominada a los Razzies de televisión si existieran, Josh Henderson y Jesse Metcalfe destacan por sus abdominales (las del segundo implantadas) nada más y Linda Gray no ha envejecido de la mejor de las maneras, pero da igual, porque para traicionar a tu novio que es primo de tu exmarido mientras te acuestas con el novio de Blanca Romero en Física o Química, no necesitas ser Lawrence Olivier, sólo ser un poco poligonera.

'Dallas' ha conseguido actualizar el género del culebron a nuestros días, utilizando los mismos recursos del pasado, añadiendo las armas de hoy en día, con los texanos habría un #Celebgate todas las semanas. Los Ewing nos siguen interesando, y aunque falte ese gran personaje que era J.R., la dinámica sigue con el conflicto de intereses entre John Ross y Christopher, aunque el personaje de Josh Henderson jamás llegará al mito de Larry Hangman. Aunque el "malo" de la temporada sea Nicolás Treviño, los últimos acontecimientos ponen a Bobby, el siempre bueno e inocente Bobby, como el enemigo en una trama en la que todos tienen algo que callar. La cancelación de Dallas ha sido todo un jarro de agua fría, ya que no sabremos como se va a solucionar todo, porque aunque una trama podría dar mucho de sí, seguro que nos sorprenderían con un giro, y después otro, y otro, y otro...

Puede que no tenga la misma trascendencia que otros culebrones como Revenge, la visibilidad de ABC es mayor que la de TNT Estados Unidos y ello le proporciona una mayor repercusión mediática, pero para mí Dallas es mucho mejor culebrón que Revenge, entre otras cosas porque su trama está mucho más condensada, Dallas gasta una barbaridad de trama en cada episodio, nunca finaliza un episodio de la misma manera que ha comenzado mientras que la serie de Madeline Stowe hasta su segunda temporada se me hizo aburrida e insufrible, no me preocupaba qué pasase con ellos. Por ello simplemente Dallas merece una oportunidad al menos en vuestros calendarios seriéfilos, 40 minutos divertivos, desenfadados y con mucho escándalo.

En conclusión y como despedida, ésta ha sido una temporada para enmarcar, llena de traiciones, engaños, un par de giros argumentales por capítulo, cuatro o cinco si es final de temporada y entretenimiento a raudales, razón por la que se merecía una renovación y no dejarnos con la duda si el pagafantas de Christopher sigue vivo.

 

 

Tráiler de la tercera temporada de Dallas