Éste es el Grey que nos habían prometido al principio de la temporada y se ha notado mucho la diferencia respecto a la semana pasada. La fragmentación de tramas se respira entre los quirófanos y eso es muy agradecido en pantalla. El mosaico de choques de personajes que nos han mostrado en este tercer episodio tiene mucha, mucha miga.
Empecemos por uno de los principales reclamos del año: Karev is the new
Yang. Sabíamos que no podía decepcionar. La invasión flagrante de intimidad es
un arte que sólo Meredith Grey puede cometer sin que se le cambie el rictus de
la cara. Alex es reticente, especialmente durante el momento ducha y tener que
enseñarle a Mer aquello que Jo tiene por el mango, pero en menos de medio
minuto y dos tirones de cortina de ducha, todo queda solucionado.
Haber tenido a Cristina ahí para hacer las cábalas de si Ellis Grey podría
haber tenido una segunda hija hubiera sido magnífico sin ninguna duda. Con
baile de por medio y todo. Pero hay que reconocer que a Alex el mypersonship no
le queda grande para nada. Queremos más. Lo sentimos, Wilson.
Seguimos con la otra incógnita de la vida sin Yang: Owen Hunt. ¿Qué va a
ser de Hunt? ¿Para qué queda un personaje que vino única y exclusivamente para
ser interés amoroso de otro personaje que ya se ha marchado? El Hunt que se lía
a voces con Callie porque no le dan lo que quiere no me gusta. Es infantiloide,
sin importar el monólogo de media hora que se marque en el quirófano
después. Espero que le encuentren dirección rápido, hacia adelante o hacia
fuera.
El otro gran momento tenso del episodio lo protagonizan el Sr. y la Sra.
Shepherd. O Boy Shepherd o Girl Shepherd. Amo estos juegos de palabras tan tontos y estoy deseando que les empiecen a llamar Shepherdo y Shepherda. Pero ése no es el tema. Éste es el tema: Derek es otro sin rumbo de la vida.
Sin su
proyecto presidencial y sin la jefatura de neurocirugía, el todopoderoso
McDreamy se ha quedado en accionista del hospital, padre de dos niños y, si me apuras, marido
de una mujer que le forzó a renunciar a sus aspiraciones astronómicas para
pillarse pedetes a mediodía con su nuevo mejor amigo. Si el declive psicológico
de Derek no marca la temporada, va a ser un desperdicio muy grande, porque es un personaje que incluso después de tantísimos años aún parece que no ha sido diseccionado en condiciones.
Arizona también ha tenido su ración de drama. Geena Davis la está metiendo
en cintura a las malas. Seguimos sin saber de dónde sale, pero sabemos que
viene a dar caña hasta que a Robbins se le caigan las ruedas de los zapatos
patín. Y a ella le gusta el reto. El paralelismo entre el MerDer y el Calzona
abre una disyuntiva en la audiencia: ¿es casualidad o realmente no tienen más
tramas para ambas parejas que ponerles entre la espada/su carrera y la pared/su
familia?
¿Pero por qué Callie y Arizona eligen profesión sobre un hermanito para Sofía?
¿Tiene alguna relación con el hecho de que no haya un miserable beso en
pantalla de ellas ni cuando no están a la gresca? Los que hayáis seguido de cerca a alguna otra pareja
homosexual en una serie de network sabréis hacer el cálculo.
Pese a que la semana pasada ya nos deleitase con su don de la oportunidad durante 43 minutos, la protagonista de la temporada también ha tenido su momento. Maggie Pierce ya sabe quién es su padre. La reacción a la noticia ha sido muy suya: no queda clara. La pasivo-agresividad es un registro que borda, eso sí está cristalino. ¿Pero está triste? ¿Enfadada? ¿Decepcionada? ¿Lo tenía todo claro desde el principio? ¿Está en shock? ¿Quiere irse muy digna? ¿Extasiada por tener una oportunidad para enseñarnos todo su abanico emocional? Todo eso en cuestión de segundos. Brutal. Me confunde a la par que me fascina.
Y como a mí me gustan muchísimo las estructuras circulares, vamos a
terminar la review del episodio con Alex Karev. En este caso con su otra trama:
la guerra por el Trono de Hierro. Perdón, por el sillón en la junta. Alex
preparándose, ensayando, intentando demostrarle al mundo que con trabajo duro
también se llega alto. Y mientras, Miranda Bailey, todopoderosa, ignorando a Stephanie porque
ella no le tiene miedo a nada (salvo a los hipotéticos tiburones piscineros) y
está por encima del bien y del mal.
Yo reconozco que me encuentro muy dividido sobre quién merecía ganar. Y
otro varapalo para Alex es algo que me ha roto el corazón. Abro debate: ¿con
quién os hubieseis quedado vosotros? ¿Pedís revisión de examen o acatáis la decisión?
Pues yo me hubiese quedado con Alex ya que es un cirujano excepcional, Bailey tampoco ha hecho tanto como para ganar...
ResponderEliminarPor como se iba desarrollando el episodio, todo parecía indicar que la silla era para Alex. Eso sumado a que era el deseo de Cristina me hace pensar que es un mal recurso de los guionistas elegir a Bailey (que viene cayendo en picada hace un par de temporadas, ahora sacándose una selfie con un paciente).
ResponderEliminarLo mejor de la temporada es Merlex, por ahora.
Esperemos que le den más protagonismo a Alex que es el que mejor trama tiene.
Comparot completamente lo de McDreamy. Ahí es donde se demuestra que a pesar que muchos amaban a Dereck y Meredith era una pareja que para mi no iba, no se, había algo que no me los hacia ver como pareja. Eso de "marido de una mujer que le forzó a renunciar a sus aspiraciones astronómicas " es cierto y peor aun, renuncio como quieria y la tipa se enojooo
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