El
capítulo de esta semana ha sido más bien de transición, desarrollando un poco
las consecuencias de lo sucedido en el anterior y rescatando algunas historias -como
la del sobrino de la señora Patmore- que le restaron bastante ritmo.
Entre
esas consecuencias nos encontramos con los remordimientos de Mary, que empieza
a darse cuenta de que ha cometido un error con su viaje de prueba con Lord
Gillingham. Como dirían los ingleses (o Charles Blake en concreto) “told ya!”.
No le atrae tanto como pensaba y sus visitas improvisadas la agobian. ¿De
verdad que nadie necesita avisar antes de darse una vuelta por Downton?. Mientras
intenta resolver sus dudas, ha vuelto a utilizar a su doncella para ocultar las
pruebas de su affair: Anna, creo
que mover un cadáver fue suficiente, tienes que aprender a decir que no o Mary
acabará por meterte en un lío.
¡Y
por fin hemos visto sonreír a Cora! No como una anfitriona perfecta con una
familia maravillosa de cara a la galería sino con naturalidad: ha encontrado a
alguien con quien compartir intereses más allá de su familia, un Mr Bricker cuyo
nivel de caballerosidad deja a Robert a la altura de una ameba, por muchos
viajes sorpresa que se invente. Cada semana me digo que es imposible que el
conde Grantham pueda ser peor y cada semana vuelve a superarse. Cora debería
huir con su experto en arte para vivir un Grand Tour que durase el resto
de sus días.
Parece
que esta temporada el único papel de Rose es planear fiestas de forma
compulsiva para no aburrirse, mientras intenta arrejuntar a la profesora
Bunting y a Branson. Ella sigue metiendo la pata (o eso, o no tiene muchas
aptitudes sociales: no es muy lógico criticar al Zar cuando estás hablando con
un expatriado ruso ¡que ha dejado su país precisamente por su apoyo a la monarquía!).
La
tensión entre el matrimonio de los Drewe ha puesto fin a las visitas de Edith a
su hija, dejándola destrozada de nuevo. Es un poco triste comprobar que los
únicos que se preocupan por ella son Branson y
la señora Hughes.
Entre
el servicio ha pasado poca cosa: Baxter reveló a quien estaba protegiendo,
ganándose la permanencia en su puesto. Lo más interesante a largo plazo puede
ser la llamada de Thomas al London Magazine, preguntando por un misterioso
anuncio titulado “Choose Your Own Path” / “Siga su propio camino”. Fellowes
dejó caer que la historia del mayordomo en esta quinta temporada estaría
marcada por la tragedia, cuestionándose su propia sexualidad. ¿Puede esconder ese
anuncio una especie de “cura”?.
El círculo se estrecha sobre Bates
Bates
y Anna fueron unos de mis personajes favoritos en las dos primeras temporadas
pero la pareja ha perdido fuelle con el paso de los capítulos. Aunque Anna
sigue dando grandes escenas gracias a su inocencia y compasión, la química con
su marido parece haberse esfumado. Las consecuencias por el asesinato de Green
están consumiendo un tiempo precioso que podría haberse utilizado para
desarrollar nuevas tramas pero me temo que la investigación y las sospechas nos
acompañarán hasta el episodio final.
Lo
mejor de esta tercera entrega ha estado en los últimos minutos, gracias al pasado
de la Condesa Viuda. Cuando Violet Crawley observa los objetos que trajo de su
viaje a Rusia y recuerda la historia del abanico su rostro se transforma,
mientras la intervención del Príncipe Kuragin la deja, por primera vez en toda
la serie, sin capacidad de reacción. La verdad es que no me importa que Rade
Sherbedgia esté encasillado en sus papeles de ruso, siempre los borda. Además en
esta ocasión no hace de villano ¿qué más se puede pedir?
El próximo
domingo podremos sabremos más sobre esta relación y el reencuentro de Mary con
Charles Blake, con el que parece que jugará al Perro del Hortelano…
Creo que esta temporada va por buen camino, Robert sigue cada capitulo peor, y parece que terminara por arrepentirse de la manera de tratar a su esposa. Mary me desconsierta mucho, sabemos que puede ser altanera, pero no desconsiderada con la pobre de Ana, además siempre se caracterizó por actuar de manera inteligente y parece que toda este nuevo asunto del sexo, la hacen equivicarse, deben ser las hormonas. No le sera tan sencillo desahacerse de Gillingham, en cuanto a la relación de Bates y Ana, ese es otro asunto que debe solucionarse y pronto.
ResponderEliminarGillingham