Nació como Mark Anthony hace 52
años, pero su decisión de cambiarse el nombre después nada tuvo que ver con el
empalagoso cantante latino que fuera marido de Jennifer López. De hecho, la
historia del cambio de nombre de Dylan McDermott tiene mucha miga. Y es que la
infancia de este actor se vio sacudida muy pronto por la trágica muerte de su
madre, asesinada a manos de un amante. Tras esto, él y su hermana se mudaron
con su abuela hasta que fueron adoptados por su padre y su mujer de entonces,
la creadora del famoso libreto Los monólogos de la vagina, Eve Ensler. De
hecho, ella, con quien el actor tuvo siempre una afectuosa relación (incluso
después de que se divorciara de su padre) fue la causa de que Dylan (antes Mark
Anthony) quisiera cambiarse el nombre, tomando así el del hijo que su madrastra
nunca tuvo, pues perdió antes de nacer.
Dramas a un lado, el objetivo de
este artículo no es desgranar los entresijos de la vida privada del actor de American
Horror Story, que este otoño regresa a la parrilla con nueva serie y nueva compañera
catódica, la delgadísima Maggie Q. La verdadera razón de este post no es otra
que analizar el porqué de una carrera venida a menos, ya que Dylan McDermott,
mal que le pese a algunos, atesora un Globo de Oro y una nominación a los Emmy
de su época como protagonista del drama El Abogado (The Practice), serie de David E. Kelley
que le lanzó al estrellato después de algunos pequeños papeles cinematográficos.
El responsable de que consiguiera este papel fue ni más ni menos que Clint
Eastwood, que lo adoptó como protegido en Hollywood tras trabajar juntos en En
la línea de fuego.
Siete años duró este drama legal
que tan buenos reconocimientos trajo a McDermott, quien compartía protagonismo
con actrices como Lara Flynn Boyle, en cuyo rostro hoy en día no puede atisbarse
la belleza de entonces debido a sus infructuosas visitas al cirujano plástico.
Tras el final de El Abogado,
llegaron malos tiempos para el actor, que volvió años después a la tele con la
serie de policías Dark Blue, la cual sólo duró un año en antena. Y es que uno
de los problemas de McDermott radica en su encasillamiento en papeles de
policía o agente del servicio secreto. La tendencia empezó antes de su despunte
cinematográfico y continúa hasta hoy en día. Además, siempre son papeles algo
torturados y oscuros.
El contrapunto en su carrera le
llegó en 2011 de la mano de Ryan Murphy, quien le fichó para hacer de
psiquiatra algo desquiciado y padre de familia en la imponente primera
temporada de American Horror Story. Es verdad que su papel era de los menos
lucidos, e incluso su joven hija en la ficción, Tessa Farmiga, le robaba el
protagonismo ante la cámara, pero para la filmografía de McDermott fue un punto
y aparte. Eso sí, a él le hizo más feliz interpretar al asesino en serie Johnny
Morgan en la segunda temporada, donde hacía de hijo del asesino Bloody Face,
interpretado por Zachary Quinto. Entendemos que le molara más interpretar a
este personaje que al aburrido e inexpresivo marido adúltero de la primera
parte. Eso sí, tras su aparición en Asylum, volvió a las andadas, a papeles
rollo e interpretaciones insulsas como la de Rehenes (Hostages), en la que
secuestraba a la familia de una doctora, interpretada por Toni Colette, que
debía operar al presidente de los Estados Unidos. Él, una vez más, encarnaba a
un agente del FBI, que delinquía impulsado por nobles razones y obligaba a la
médico a asesinar al presidente durante la intervención.
La premisa era interesante, y la
elección de actores como Colette, un plus, pero la historia se perdía y
desinflaba ya en los primeros capítulos. De nuevo la trayectoria profesional de
McDermott se precipitaba en caída libre y no parece que vaya a parar.
Puede que el pobre Dylan sea el
primero que padezca el que los estudios sólo se lo imaginen como padre, policía
o como agente secreto de integridad más o menos cuestionable. Es muy posible
que él quiera interpretar otro tipo de papeles, explorar otros derroteros, pero
lo cierto es que en su nueva serie, Stalker, que llega el 1 de octubre a la CBS,
vuelve a coger la placa y la pistola, en este caso para ayudar a su jefa a atrapar
insidiosos acosadores.
En fin, esta servidora verá el
piloto, aunque sólo sea por esa devoción adolescente por la saga Scream, que a
finales de los noventa saliera de la pluma de su responsable, Kevin Williamson,
productor también de la mítica Dawson Crece y de las recientes Crónicas
vampíricas y The Following. Esperemos que Stalker aunque sea de miedo, por dar
algo…
COMENTARIOS