Seguimos recomendando
series pequeñas y desconocidas pero muy, muy grandes. Si os traíamos la
australiana Please Like Me la semana pasada, hoy toca una británica. In The
Flesh, la que el año pasado se llevó el BAFTA a mejor miniserie con sus tres primeros episodios y de los que ya os hablamos en su momento.
In The Flesh
relata la historia de Kieren, un joven que murió y, tras un levantamiento
zombi, ha sido capaz de recuperar sus plenas capacidades mentales gracias a los
avances científicos. No os escandalicéis por la premisa más que curiosa, la ciencia y la fantasía aquí son lo de menos. Pero mejor os lo cuento con
nuestras cinco razones para verla, ya actualizadas a la segunda temporada y spoiler free, no temáis.
1. Unos zombis diferentes
La vuelta de
tuerca que ofrece In The Flesh es que no estamos hablando de zombis como tales,
sino, por definición oficial, pacientes de Síndrome del Parcialmente Fallecido.
Tras unas terapias poco convencionales, un PDS sufferer está preparado para
reinsertarse en la sociedad de nuevo, y aquí empieza la serie para Kieren,
nuestro protagonista.
Un semi muerto,
para entendernos, no come gente y es tan normal como tú y yo, salvo por la temperatura corporal y las capas y capas de maquillaje para disimular su estado. Se comunican, piensan, y, lo más importante: sienten.
A ver en qué serie
de zombis ves tú que los bichos sufran por amor.
2. La cuestión social y la nueva ética
El retorno a la
sociedad de personas que anteriormente se han comido a tus vecinos es el
principal eje motor de la serie. "¿Se les puede llamar personas acaso?" Es la principal pregunta que impregna la oscura estética de In The Flesh. El pueblo de Kieren, Roarton, es especialmente
extremista ya que montaron una especie de milicia de resistencia contra los muertos cuando se levantaron de las tumbas.
La sensación de
rechazo radical por el simple hecho de haber vuelto a la vida es estremecedora
y los guionistas la elaboran a la perfección. Los resucitados son
constantemente discriminados una vez han sido probados inofensivos. Es más, en
más de una escena, los que una vez fueran temidos son los débiles ante el pueblo
entero.
In The Flesh es
una de mis favoritas especialmente por ese punto alegórico que tiene, al igual
que en casos como el de Battlestar Galactica con el 11-S, en el que tienes que
leer entre las líneas de la ciencia ficción para ver el tema subyacente que
están tratando y que es mucho más transcendental que una trama ficticia.
3. Una serie que se ha crecido
Uno de los
principales defectos que encontramos en su primera micro temporada
fue la multitud de posibilidades y frentes abiertos que podría tener la
serie (y que en ocasiones pecó de querer abarcar más de lo que hubiera debido)
y el poco tiempo que tuvo para ejecutarlos correctamente, o tan correctamente como hubiese podido ser.
La segunda
temporada, del doble de duración, tiene tiempo para recrearse en todos temas
posibles: la mitología, el amor después de la muerte, la doble moral, la violencia como arma, los conflictos familiares, la religión…
Os satisfará por un lado o por otro seguro.
4. Kieren y el nuevo gay
Personalmente,
desde el punto de vista televisivo, Kieren representa el paradigma del
homosexual en drama. Estamos acostumbrados a ver infinidad de gays cuya
principal función en la serie es explotar su propia sexualidad, en ocasiones
por motivos de audiencia y en otras por simple mofa y escarnio de la siempre entreñable mariquilla loca.
Kier es de los
pocos casos en el que tenemos un protagonista homosexual cuando la serie no es
de temática gay. Además, su arco sentimental en ambas temporadas no podría
haber sido escrito de manera más orgánica sin los típicos "vamos a meterle un novio pegote a la fuerza para que dé juego". Un auténtico avance en favor de la
normalización de la figura LGBT en la ficción televisiva.
5. Secundarios más que sólidos
Pese a que es el
retorno de Kier a Roarton lo que estructura toda la serie, especialmente en
esta segunda temporada se han abierto los focos y hemos conocido más a fondo a
personajes que, por motivos de simple logística, en una miniserie de tres
horas no tenían cabida ni un tratamiento en condiciones. Entre todos conforman
un reparto ampliado y perfectamente encajado que retrata un pueblo dividido entre la lucha
por o contra la adaptación y normalización de los resucitados.
El ejemplo más
claro es el de Jem, hermana de Kier y militante de las tropas del
pseudo-ejército de los humanos que, si no fuese poco el tener un hermano no
muerto de vuelta en casa, sufre un trastorno de estrés post traumático de
cuidado.
En mi opinión, es de las series más originales que se han hecho en los últimos años. Tiene una trama que engancha por la multitud de sucesos pero no por ello son negligentes con el trazado interno de los personajes.
Si no tenéis plan para este fin de semana mientras arden las calles al sol del poniente, aquí tenéis vuestra serie.
Mira, la voy a ver por tus cómicas recomendaciones (comerse a los vecinos, la mariquilla loca XDDD). La tenía en "a ver cuándo saco un rato" y le voy a dar estos días. Gracias
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