Pretty Little Liars S05E04. Thrown from the Ride

Una semana más las aventuras de la pandilla de Alison vuelven a nuestras pantallas, y como viene siendo normal en esta temporada, el episodio ha sido puro relleno. La esencia de la serie se está perdiendo y es una pena para una serie tan grande como es Pretty Little Liars. Episodio muy aburrido, sin acción y sin lo interesante que son los ataques de ‘A’. Esperemos que el episodio de la semana que viene sea mucho más interesante, y es que en el episodio 100 debería volver a aparecer ‘A’, sino la serie no da más. Vosotros ¿qué pensáis del episodio?

Las chicas intentan volver a la normalidad pero no lo consiguen. Mientras Alison todavía no ha vuelto a clase, el grupo anti Alison liderado por Mona cada vez se hace más fuerte. La propia Alison es consciente de que todo el mal que hizo años atrás le está pasando factura, y sólo consigue ver comentarios negativos en las redes sociales. Alison está sola, sus amigas parecen evitarla, y sólo Hanna accede a acompañarla a su reconocimiento médico, donde el médico y Hanna descubren una cicatriz que explica con mentiras poco creíbles. Por supuesto, Mona sigue haciendo de las suyas para que la gente no se eche atrás, como en el caso de Lucas, al que le cuenta que la historia del secuestro es mentira. Por otro lado, Paige prefiere quedarse en tierra de nadie, y ante la amenaza de Mona de “estás conmigo o estás contra mí”, decide aconsejar a Emily –la cual reconoce no saber si sigue sintiendo algo por Alison– que se aleje de la rubia para que los problemas no le salpiquen.

Todas tienen problemas, pero a Aria le sigue obsesionando el tema de la muerte de Shana. Para ella, haber sido la culpable de la muerte de una persona por muy mala que fuese es un trauma que le atormentará de por vida, y lo único que puede hacer es autocastigarse. En su caso, Aria verá una vez tras otra el video del funeral de Shana, llegando incluso a alucinar que Shana despierta del letargo perpetuo para mirarla de forma acusatoria. Como era de esperar, Aria acudirá a Ezra para desahogarse, y será él quien le diga que debe aprender a perdonarse a sí misma.

Pasamos a hablar de Spencer, y es que lo que le confiesa a Alison es nada más y nada menos que la verdad. Resulta que sin ‘A’, le parece tan raro no tener problemas que ella misma siente la necesidad de buscarlos. Por ello, sigue adelante con la cruzada contra su padre y su hermana. La policía sigue en su jardín investigando la muerte de la señora DiLaurentis, y a Veronica le está pasando factura: no duerme y está histérica; quiere que la policía acabe su trabajo. La explicación es simple, sabiendo que Spencer no era la culpable de la muerte de su hija, la señora DiLaurentis intentó culparla como todos sabemos, y ahora cree que su marido tuvo algo que ver con su muerte para proteger a Spencer. Las sospechas no desaparecerán, y ahora la tensión crece cuando Spencer descubre que su padre ha conseguido que Veronica pase unos días en un spa sin previo aviso.

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