Os podría dar mil razones por las que ver My Mad Fat Diary pero ninguna por la que no verla.
Con su segunda temporada la serie nos ha confirmado lo que ya nos había dejado bien claro el año pasado: que es una delicia. Como un buen dulce, que quieres devorar pero que sabes que debes comer poco a poco, para saborearlo y disfrutar del manjar que es. Aún quedan más de nueve meses para que termine el año, pero os aseguro que la segunda temporada de My Mad Fat Diary va a formar parte de lo mejor de 2014.
Esta segunda temporada ha sabido mantener los aciertos de los primeros seis capítulos y mejorar los descuidos de la primera, profundizando más en los secundarios, especialmente en la madre de Rae, que deja de tener ese aire caricaturesco de la primera temporada; y en Chloe, que deja de ser solo la mejor amiga bitchy de Rae para protagonizar un episodio tan estupendo como el quinto. Además, la relación con Finn pasa a otro nivel (Nico Mirallegro no puede ser más adorable), la pequeña trama sobre la salida del armario de Archie es otra gran acierto y las apariciones de Kester siguen siendo inmejorables.
Esa mezcla entre drama y comedia sigue tan fresca como el primer día. Los garabatos que dibujan la pantalla y se reparten a lo largo de todos los capítulos sirven como alivio cómico y evitar el exceso dramático al que tienden otras series de temática y estilo parecido como Skins. Además, su honestidad sobre un tema como el sexo, al que pocas series se acercan sin pudor, es uno de las mejores bazas de la serie.
Y aunque mentiría si no dijera que la frustración me corría por las venas en muchas ocasiones (especialmente por la relación entre ella y Liam), la inseguridad e inestabilidad de Rae forman parte del retrato de un personaje tan difícil y complejo como ella, y es casi imposible no entenderla, quererla y, sobre todo, no juzgarla.
El corazón de esta maravilla tiene nombre propio, Sharon Rooney. Sin exagerar, una de las mejores intérpretes que hay ahora mismo en televisión. El complejo retrato que hace de un personaje tan complicado como Rae está lleno de matices y se merece más reconocimiento del que recibe.
Aunque el último capítulo de la segunda temporada podría funcionar perfectamente como final de serie, no puedo perder la esperanza de que e4 nos dé la sorpresa de renovarla.
Por lo que pudiera pasar, gracias Rae Earl, por estos siete capítulos, por tu locura, tu cordura y tu gordura.
Me alegra su nominación bafta a mejor serie...es una delicia!!!
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