Este nuevo episodio comienza justamente donde lo dejamos, Gene y Connor están a punto de pasar a mejor vida. Eso sí, el pobre Doctor Porter depende de que Connor salga ileso y menos mal que papá y tío Miles están en todo. Lo más destacable, a partir de ese momento, es Connor intentando ligar con Charlie y ella haciéndose la damisela ingenua. Vamos, no le falta nada al muchacho por aprender.
Los Neville acaban de cambiar de objetivo por obligación. Si antes los dos grupos tenían la meta común de destruir el nuevo Gobierno de los Estados Unidos, las prácticas descuidadas de estos han hecho que sean descubiertos y dirigidos hacia el nuevo propósito de matar a Monroe, volvemos a los orígenes. Aun queriendo que los Matheson y los Neville unan sus fuerzas, ver a Tom Neville como el enemigo sigue estando bien, e incluso es preferible que Monroe muera antes que ver renacer su República, a menos que los Neville y los Matheson se aliasen para derrocarlo. Todo tiene sus ventajas e inconvenientes pero, en todos los escenarios posibles, es hora de ver a Tom y Rachel trabajando juntos, al menos por un tiempo. Y no sería difícil lograrlo con esa imaginación que tienen estos guionistas para darle la vuelta a todo. ¿Qué tal un todos contra Pittman? En resumidas cuentas, los nanobots ya van por libre.
Aaron y Priscilla ya están en Lubbock sin saber qué buscar. Por lo menos este no es un pueblo fantasma, ¿o sí? No, no, toda esa gente es real y también un poco influenciable. Volvemos de nuevo al debate favorito de la temporada, ¿milagro o ciencia? Aquí nadie sabe nada de la existencia de estos bichitos tecnológicos curativos y hay un señor que clama al cielo por la salud de todos y obtiene resultados científicamente testados. Es completamente normal creer que hay un ser todopoderoso allí arriba que obra siempre con perfección, aunque yo creo que con el paso de los años en un futuro postecnológico me daría más por creer en la evolución humana. En fin, de todas formas no es buena idea salir ahora con la novedad de la nanotecnología delante de todo un pueblo creyente que ya casi no recuerda lo que era un televisor. Si Aaron y Priscilla están aquí para transmitir la buena nueva, no es una idea muy acertada. Igual de equivocada que intentar convencer a un Mesías de que no lo es. Incluso si te cree, no va a permitir que desmontes todo el cotarro.
Los Neville acaban de cambiar de objetivo por obligación. Si antes los dos grupos tenían la meta común de destruir el nuevo Gobierno de los Estados Unidos, las prácticas descuidadas de estos han hecho que sean descubiertos y dirigidos hacia el nuevo propósito de matar a Monroe, volvemos a los orígenes. Aun queriendo que los Matheson y los Neville unan sus fuerzas, ver a Tom Neville como el enemigo sigue estando bien, e incluso es preferible que Monroe muera antes que ver renacer su República, a menos que los Neville y los Matheson se aliasen para derrocarlo. Todo tiene sus ventajas e inconvenientes pero, en todos los escenarios posibles, es hora de ver a Tom y Rachel trabajando juntos, al menos por un tiempo. Y no sería difícil lograrlo con esa imaginación que tienen estos guionistas para darle la vuelta a todo. ¿Qué tal un todos contra Pittman? En resumidas cuentas, los nanobots ya van por libre.
Aaron y Priscilla ya están en Lubbock sin saber qué buscar. Por lo menos este no es un pueblo fantasma, ¿o sí? No, no, toda esa gente es real y también un poco influenciable. Volvemos de nuevo al debate favorito de la temporada, ¿milagro o ciencia? Aquí nadie sabe nada de la existencia de estos bichitos tecnológicos curativos y hay un señor que clama al cielo por la salud de todos y obtiene resultados científicamente testados. Es completamente normal creer que hay un ser todopoderoso allí arriba que obra siempre con perfección, aunque yo creo que con el paso de los años en un futuro postecnológico me daría más por creer en la evolución humana. En fin, de todas formas no es buena idea salir ahora con la novedad de la nanotecnología delante de todo un pueblo creyente que ya casi no recuerda lo que era un televisor. Si Aaron y Priscilla están aquí para transmitir la buena nueva, no es una idea muy acertada. Igual de equivocada que intentar convencer a un Mesías de que no lo es. Incluso si te cree, no va a permitir que desmontes todo el cotarro.
Charlie se ha embarcado en un viaje con los Monroe por dos razones. La primera es que siente mariposillas en el estómago cuando ve a Connor aunque prefiera negárselo a sí misma y la segunda es que los guionistas no sabían que hacer con ella si planeaban una cita romántica de Rachel y Miles. El tal Duncan, que al final ha resultado ser una tal Duncan, es una señora resentida de New Vegas capaz de proporcionar un ejército de hombres a Sebastian. Su resentimiento es algo que a estas alturas tampoco nos extraña. Finalmente, han acordado obtener un puñado de hombres a treinta diamantes por cabeza. Ella sabe hacerse valer.
Mientras Rachel y Miles disfrutan su noche de "cine" con veinte años de preliminares, Charlie y Connor disfrutan un "picnic" en el campo. Esto no lo vi venir, no tan pronto, son unos jóvenes modernos. Para entonces, Tom ha llegado a Willoughby y hace creer a Miles y Rachel que necesita su ayuda para combatir a los Patriotas. Ojalá fuera cierto. Quizás lo es, es que con este hombre nunca se sabe.
COMENTARIOS