Volver a retomar la relación entre Kristina y Adam y su hijo Max ha sido uno de los grandes aciertos de este episodio. Aunque últimamente parecía que se habían olvidado de su vástago, ver de nuevo cómo tienen que lidiar con el Asperger de Max, decidiendo hasta qué punto deben intervenir en sus relaciones sociales ha sido muy interesante. Nos ha recordado que su síndrome no es solo sinónimo gritos y chillidos, si no que pequeños gestos que nosotros damos por sentado en nuestro día a día para él no resultan tan obvios. Además, el actor que interpreta al niño, Max Burkholder, nos ofrece sus mejores interpretaciones cuando está más contenido y no gritando y dando portazos.
Una trama difícil pero dramáticamente contenida, algo que Parenthood sabe hacer muy bien, aunque, por desgracia, no se lo proponga muy a menudo.
Crosby, Jasmine y Jabber, por su parte, van sumando una trama irrelevante detrás de otra. Esta vez, el cantante del grupo que trabaja en el estudio de Adam y Crosby decide irse a vivir con este último y su familia, demostrándonos que Jasmine es una histérica y que Crosby es un irresponsable difícil de aguantar.
Mientras, la crisis entre Joe y Julia no termina de ser creíble. La escasa tolerancia del primero ante las explicaciones de su mujer y la poca sinceridad de la segunda han dado lugar a una situación complicada entre los dos, que a mí me ha resultado muy forzada y absurda, sobre todo cuando nos hacen creer que han alcanzado un punto de no retorno en su relación, aunque en ningún momento me haya parecido que las consecuencias de sus actos sean tan extremas como para ni siquiera intentar salvar su matrimonio.
La otra pareja en crisis, Amber y Ryan, han dejado de gritarse y llorar a escondidas durante un episodio, cosa que no puedo dejar de agradecer. Está clarísimo que es una relación con muchos problemas, tanto individuales como de la vida en pareja, y la decisión de Ryan de volver a alistarse no va a ser la mejor para su vida conjunta (mi apuesta es que no lo volveremos a ver y morirá en la guerra) pero al fin Amber ha sido capaz de decir de verdad lo que piensa sin ser tan condescendiente y menospreciar a su novio tratándolo como un bebé que no puede soportar una vida de pareja que no sea perfecta.
Por último, la competencia directa entre Sarah y Hank (que, ¡sorpresa!, sigue siendo la mejor de la serie) puede dar un vuelco interesante a su estancada relación. Nunca dejará de sorprenderme la delicada interpretación de Ray Romano y lo bien que está en Parenthood.
En definitiva, un buen capítulo para compensar el aburrimiento de los últimos episodios. Por la promo del final de temporada podemos adivinar la cantidad de drama, lloros y gritos a los que vamos a enfrentar la semana que viene. Yo, personalmente, aún no he reunido las fuerzas suficientes para ello.
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