Cuando saltó la noticia de que la FOX preparaba una versión televisiva de La leyenda de Sleepy Hollow de Washington Irving probablemente todos nos llevamos las manos a la cabeza. ¿Qué le pasa a la televisión? La punta del iceberg era que la historia iba a ser trasladada a la época actual: un relato que se desarrolla en el siglo XVIII con móviles, coches, pistolas y pantalones vaqueros.
Su sinopsis, que no hay por donde cogerla, rezaba lo siguiente: Ichabod Crane, un profesor universitario inglés del siglo XVIII que lucha en la Guerra de Independencia americana del lado yanqui muere en batalla tras enfrentarse con el jinete al que deja sin cabeza. 250 años depués, gracias al hechizo de su esposa, vuelve a la vida, encontrándose en el Sleepy Hollow actual, en el que la amenaza del enemigo al que mató sigue presente.
Sin embargo, de tan descabellada vuelta de tuerca a la historia original Alex Kurtzman, Robert Orci, Ohillip Iscove y Len Wiseman han conseguido una serie tremendamente entretenida, que acepta su loco argumento y lo usa a su favor mezclando la recreación eventos históricos, con pasajes bíblicos, masones, brujas y una lucha entre el Bien y el Mal, heredera digna (y mejorada) de Supernatural. Parte de este éxito es culpa de los dos protagonistas, Ichabod Crane y la teniente de policía Abbie Mills, que tienen una química muy especial, gracias al buen trabajo de Tom Mison y Nicole Beharie. Sus interacciones terminan siendo lo mejor de los episodios, especialmente cuando explotan la vena cómica Crane y sus dificultades adaptándose a la vida moderna.
Los personajes secundarios aún no están tan trabajados como sus dos protagonistas pero tampoco son completamente invisibles, error en el que caen muchas series procedimentales.
Una realización y producción muy decentes ha terminado convirtiendo a Sleepy Hollow en uno de los mejores estrenos de la temporada. Su ritmo endiablado no permite que te aburras y su mezcla de drama, acción y comedia acaba convirtiendo a la serie en un producto muy digno y, para mí, uno de los mejores estrenos de la temporada.
La mano de Kurtzman y Orci, productores de Fringe, se nota, Sleepy Hollow recuerda mucho a ella y solo porque las dos compartan a John Noble. La balanza entre casos semanales y la historia que se está desarrollando a lo largo de toda la temporada está muy equilibrada, como en el mejor Fringe, con el añadido de que, si en esta tuvimos que esperar unos cuantos capítulos para que esta armonía funcionara en Sleepy Hollow han pillado el tono correcto desde el principio, lo que la ha hecho tan disfrutable desde su primer episodio.
Además, y pese a que personalmente la echaré mucho de menos durante el resto del año, la primera temporada de Sleepy Hollow solo va a tener trece capítulos (de los que llevamos diez), esto le ha permitido desarollarse de forma intensa, sin un episodio aburrido aún y estableciendo fuertes lazos entre los dos protagonistas en poco tiempo, una relación que ha terminado siendo lo mejor de lo que llevamos de serie.
Por suerte para nosotros, unas audiencias más que decentes han llevado a que FOX la renueve por una segunda temporada, así que tendremos Sleepy Hollow para rato. Las aventuras de Ichabood, Abbie y el jinete sin cabeza nos tendrán pegados a la pantalla durante al menos un año más, cosa con la que no puedo estar más contenta porque ¿quién no quiere que la relación entre el inglés y la detective vaya a más? Por suerte, tendremos tiempo de sobra para no perder la esperanza y que esto ocurra.
A quién no la haya visto, la sequía de series durante las vacaciones de Navidad es la época perfecta para ponerse con Sleepy Hollow, sobre todo para los amantes de las series de género. A los que sí la habéis visto, ¿qué os ha parecido?
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