Esta quinta entrega de Castle se ha hecho de rogar. Le costó casi la mitad de la temporada despegar del todo, pero aún así, ha dejado capítulos geniales y momentos dramáticos a partes iguales. Dejando un poco de lado el drama de las dos últimas temporadas, hemos podido disfrutar de la innegable química entre Beckett y Castle. Huelga decir que verlos interactuar en la pantalla no tiene precio. La evolución de ambos como pareja ha sido notable, pero era de esperar que las dudas hicieran mella en alguno de los dos. Y evidentemente, semejante carga ha ido para Beckett.
Nos ha costado cinco temporadas disfrutar de la pareja que forman la detective y el escritor, así que los primeros indicios de estropearla en los últimos episodios me parecieron casi insultantes. Pero también me parecieron lógicos. Es una relación y todas las relaciones tienen sus altibajos. Sobre todo teniendo en cuenta que ambos personajes tienen formas muy diferentes de ver el mundo. ¿Conseguirán resolver sus diferencias y seguir adelante? Con semejante final sólo hay dos salidas posibles.
El episodio comienza el descubrimiento del cadáver de una joven en un tanque de agua. La chica llevaba un tiempo viviendo en una pensión, y presuntamente, ejercía la prostitución como medio de vida. Asimismo, Beckett acude a DC a una entrevista con el Fiscal General. Es evidente que pretende aceptar la oferta y es que ella está hecha para ese trabajo. El problema reside en contárselo a Castle, a quien no le sienta demasiado bien la noticia. Por una parte, entiendo el cabreo del escritor, dado que Beckett no ha hecho bien ocultándoselo, pero por otro lado me parece que su reacción es totalmente egoísta. Y nadie mejor que su madre para abrirle los ojos.
Por otro lado, Beckett no tiene muy claro hacia dónde va su relación. Mantiene una interesante charla con su padre, quien la insta a aceptar aquello que de verdad quiera, pero dejando de lado atrás los miedos que pudiera tener en su día. Kate quiere a Rick, pero también quiere su trabajo. Y es normal que quiera aspirar a ello, es perfectamente comprensible.
El sospechoso del asesinato se lo pondrá en bandeja a nuestra detective, que haciendo gala de lo que mejor sabe hacer, nos dejará una especie de discurso emotivo y unas últimas imágenes de la comisaría. ¿Será la última vez que veamos a Castle llevarle café? Y decidida a hacer las cosas bien, primero tiene que hablar con el escritor. Lo que ella no se esperaba, y lo que ninguno nos esperábamos, es que él se fuera a poner de rodillas y a sacarse un anillo de la manga.
¿Y a vosotros qué os ha parecido este final? Sinceramente, la cara de Castle al final del capítulo denota de todo menos alegría. Si es una estrategia para que ella rechace el trabajo de Washington, me parece muy triste. Por otro lado, no tiene sentido. Con Alexis en la universidad y con la cantidad de dinero que tiene, ¿no ha llegado a plantearse un cambio de aires con su amada? Todavía no sabemos la respuesta de ella, que tantas ganas tenía de saber a dónde se encaminaba su relación, pero sólo hay dos opciones y espero que con ninguna de ellas se traicione. Ahora sí que sí, nos despedimos hasta septiembre.
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