Sabéis que no somos muy dados a hablar de series españolas. No es porque no las veamos. O sí. En mi caso, la razón es que principalmente no veo televisión, mucho menos cuando ni siquiera vivo en España. Sea como fuere, hace unos días nos hablaron de una nueva serie española con muy buena pinta y me llamó tanto la atención que quise darle una oportunidad. A rey muerto, rey puesto.
Nada que celebrar de The Conundrum Company, ha sido creada, escrita y dirigida por David Navarro (Oído Canibal), y quizás os ofrezca la posibilidad de darle una oportunidad a la ficción patria. Si no os vale nuestro respaldo, también podéis pensar que esta serie captó el interés de Canal+, cadena que nos trajo dos verdaderas joyas no hace mucho tiempo como fueron ¿Qué fue de Jorge Sanz? o Crematorio. Si bien es cierto que no ha pasado exactamente por televisión, sino por plataformas de vídeo bajo demanda como Canal + Yomvi o Filmin, merece echarle un vistazo.
Porque da gusto echarse unas carcajadas en castellano. Tal cual. Y no sé si es por el idioma o por ese humor incómodo e incorrecto que tanto nos representa (o en parte), pero la identificación del espectador con Nada que celebrar es bastante rápida, y muy tronchante. Puede que esta historia sobre tres actores de tercera regional que buscan un minuto de gloria no sea precisamente revolucionaria pero meterse en el papel es sin duda mucho más sencillo para nosotros que para ellos (si bien es cierto que a nosotros no nos hacen pasar por esos casting que desafían la salud psicológica y el sentido común).
Quizás su mayor traba sea su formato low cost que inunda totalmente la producción, algo que se ve desde el primer momento y que para el ojo no acostumbrado puede llegar a ser verdaderamente incómodo, pero realmente tiene tanto sentido para narrar esta historia que rápidamente se asimila incluso como un elemento más de la narración. También se olvida cuando te enteras de que la serie la grabaron literalmente cuatro gatos, sin grandes equipos, sin iluminación artificial e incluso sin permisos de grabación.
He visto dos episodios y ya tengo ganas de ver los siguientes: un total de seis, repletos de humor, sin gags innecesarios y que dan un par de lecciones a producciones más ostentosas. Puede que Jordi, Cristina y Santiago (sus protagonistas) no tengan nada que celebrar, pero David Navarro debería ir descorchando el champán. Con un par.
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