Glee vuelve a sus orígenes —o lo intenta— con este Sweet Dreams en el que, pese a las tramas absurdas que han inundado la serie desde sus inicios, el espíritu que se respiraba era el de estos primeros episodios —de forma más que moderada, ya nada es lo que era—, por lo que el giro de estos últimos episodios se agradece enormemente.
Desde siempre hemos sabido que el modelo de Rachel es Babra Streisand, y mil veces la hemos oído interpretar Don't Rain On My Parade, llegando esta a ser interpretada por Lea Michele incluso en los premios Tony de hace un par de años. Su oportunidad llega ahora cuando se hacen audiciones para el musical de Funny Girl, el sueño de su vida y su madre vuelve para ayudarle a prepararla. Con razones más que plausibles, deciden descartar cualquier alusión a Barbra para evitar predicibilidad y poder encarnar una Funny Brice original y Rachel acaba cantando un Don't Stop Believing 2.0, en el que todos con ella recordamos ese primer episodio con los componentes del Glee Club original, y gracias al cual le llaman para una segunda prueba. Momento emotivo hasta decir basta, al menos para los que echamos de menos aquellos capítulos.
Mientras, el McKinkey se debate una vez más en la elección de canciones para los Regionales, y Marley ve su oportunidad de enseñar sus canciones una vez confesada su existencia mientas Will impone su opinión con su poder de docente sin atender a razones centrándose una vez más en hits pasados de moda o incluso repetidos. Finalmente y tras escuchar a los chicos interpretar una de las canciones, cede y vuelve a ser ese "profesor enrollado" que siempre ha sido; no sólo en este aspecto, sino también perdonando a Finn, que se está dando la vida padre con Puck en la universidad.
Los momentos iniciales con el Harlem Shake me parecieron un puntazo enorme para el capítulo y para el contexto que representaban; eso sí que es empezar un capítulo con buen sabor de boca. Aunque la juerga les dura poco, pues cuando Finn se pierde su enésimo examen, Puck —increíble— le convence de espabilarse. Así es como el joven Hudson, recién llegado a la facultad, consigue lo que nadie ha podido hacer jamás: hacer prácticas en un colegio sin haber cursado siquiera una quincena. Que me explique su secreto, porque creo que es un caso único. En principio esto significaría la vuelta de Finn al McKinley, pero sus circunstancias personales —reales— nos indican que su vuelta no es definitiva. ¿Qué se inventarán para volver a quitarse el personaje de en medio al menos para el capítulo final?
Con la serie renovada por dos temporadas más —suceso inexplicable de un momento de locura de FOX, está claro—, sólo nos queda preguntarnos cómo acabará esta cuarta temporada que tan bien empezó; pero sin presión, que total... tienen don años más para marear.
Los momentos iniciales con el Harlem Shake me parecieron un puntazo enorme para el capítulo y para el contexto que representaban; eso sí que es empezar un capítulo con buen sabor de boca. Aunque la juerga les dura poco, pues cuando Finn se pierde su enésimo examen, Puck —increíble— le convence de espabilarse. Así es como el joven Hudson, recién llegado a la facultad, consigue lo que nadie ha podido hacer jamás: hacer prácticas en un colegio sin haber cursado siquiera una quincena. Que me explique su secreto, porque creo que es un caso único. En principio esto significaría la vuelta de Finn al McKinley, pero sus circunstancias personales —reales— nos indican que su vuelta no es definitiva. ¿Qué se inventarán para volver a quitarse el personaje de en medio al menos para el capítulo final?
Con la serie renovada por dos temporadas más —suceso inexplicable de un momento de locura de FOX, está claro—, sólo nos queda preguntarnos cómo acabará esta cuarta temporada que tan bien empezó; pero sin presión, que total... tienen don años más para marear.
que horror lo de renovar para dos temporadas más!! locura total
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