En una temporada que capítulo tras capítulo se supera, sólo puedes esperar que se acabe dando el batacazo padre. Afortunadamente, aún es pronto para Once Upon A Time, que sigue sorprendiéndonos con la introducción de nuevos personajes hilándolos con las historias de Rumpelstiltskin y Regina, consiguiendo así conquistarnos desde el principio. No hay lugar para decepciones, y, a diferencia de lo ocurrido con Lost pese a compartir productores y no dentro de mucho, algún que otro actor, poco a poco los misterios se van resolviendo. Hoy, la identidad del misterioso Dr. Whale, que tal callada se tenía. No es de nuestro mundo, no es del Bosque Encantado; descubrimos que su origen es un lugar en blanco y negro donde trata de revivir a su hermano. El Dr. Whale es Victor Frankenstein.
En un esfuerzo por su redención, Regina acude a terapia con Artie tras dos días sin utilizar la magia. La reformada Reina Malvada se verá interrumpida por Whale, que la acusa de mantener a Daniel oculto, y en un arrebato utilizando su don, revivirá al prometido de Regina, el chico de los establos, convirtiéndole en un monstruo desalmado que antes de escapar, le arranca un brazo. Pese a todo, Regina se ve obligada a usar la magia de nuevo, acabando con su amado, que aunque tiene momentos de lucidez ha sido transformado en un verdadero animal.

Aunque la trama principal esta vez se centra en Storybrooke y sus recuerdos paralelos, Emma y Mary Margaret entran en escena brevemente para aliarse con Garfio, que es descubierto mintiendo y dejarnos a las puertas de la mata de habichuelas, por la que treparan para encontrarse con El Gigante: Jorge García.
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Qué pereza lo de Frankenstein...
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