Llegamos al quinto capítulo de la tercera temporada de Downton Abbey. Tras presenciar una anterior temporada que no cumplió del todo las expectativas, podemos afirmar que la joya británica se ha puesto las pilas de nuevo y está regalándonos una estupenda tercera temporada que ya cuenta con capítulos redondos. Este en concreto ha sido especialmente emocionante, marcando un antes y un después en la vida de los habitantes de Downton Abbey.
Por fin hemos visto un poco de esperanza en la historia de Bates y Anna. La intrépida doncella investigó la misteriosa muerte de Vera como si de la protagonista de una novela de Agatha Christie se tratase, pero no halló pistas que inculpasen a su marido. O al menos eso creía ella. Cuando se reunió con Bates en la cárcel descubrieron un detalle que habían pasado por alto, y encontraron una forma de salvarle. Por desgracia para ellos, la libertad de Bates depende de que una mujer que lo odia testifique a su favor. Ahora deberán encontrar la forma de manipularla y conseguir su testimonio, sin saber que los enemigos de Bates harán todo lo que esté en sus manos para evitarlo. Los trágicos amantes de Downton Abbey no pueden respirar tranquilos todavía.
Otra trama muy interesante fue la de Ethel, la antigua prostituta. Tras verse forzada a separarse de su hijo en la bella y emotiva escena del episodio anterior, ha tenido la suerte de que Isobel se apiadara de ella y la contratara en su casa, a pesar de que eso haya supuesto que muchos compañeros la rechacen, e incluso que una cocinera renunciase por negarse a trabajar con una mujer de "su condición".
Sin embargo, si por algo ha brillado con luz propia este episodio ha sido por la historia de los Grantham. Sybil estaba a punto de dar a luz hasta que, de repente, surgieron complicaciones que oscurecieron un día que debía haber sido maravilloso. Tras una serie de disputas entre el médico familiar y uno recién llegado que estaba, en teoría, mejor cualificado, finalmente tomaron la decisión equivocada y, para sorpresa de todos, la pequeña Grantham falleció tras dar a luz a una niña perfectamente sana. Ello nos ha dejado escenas desoladoras y hermosas que ya han pasado a la historia de Downton Abbey. Hemos visto la desgracia de una madre, de Cora, que culpa a su marido por haber confiado en el nuevo médico. Vimos a Mary y Edith abrazándose, sabiendo que era el último día que las tres hermanas estarían juntas. Y también vimos, entre muchos otros llantos, el de la Condesa viuda de Grantham. Destaquemos de forma especial a la gran Maggie Smith, que nos ha dejado, curiosamente, algunas de la escenas más emotivas.
Un nuevo capítulo se abre en la historia de la serie. Sus personajes tendrán que aprender a vivir sin la más risueña de las hermanas, que deja tras de sí a una niña que seguramente provocará enfrentamientos entre su padre y el resto de la familia. Mientras tanto, tendrán que seguir lidiando con sus problemas. Mathew con la administración de la propiedad, Edith con su vacío existencial, Thomas con sus líos amorosos y Anna con la libertad de su marido, entre muchos otros.
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