El episodio de esta semana ha ido sembrando poco a poco las despedidas de los personajes. Y es que a falta de cuatro capítulos para cerrar toda una serie, ya iba siendo hora. Por lo pronto, Jill ya ha desaparecido, después de que Andy rompiera con ella y éste último y Silas no van mal encaminados. Los que todavía tienen algo que decir son Doug, Shane y Nancy. ¿Será la relación con el rabino la definitiva para nuestra protagonista?
Por un lado, Silas recibe una oferta de trabajo en una tabacalera que quiere legalizar los cigarrillos de marihuana. ¿El problema? Está en Carolina del Norte, lejos de las faldas de Nancy. Acompañado por ésta viaja a ver las instalaciones, sólo para descubrir que allí no hay ningún tipo de instalación y que el hombre que le quiere contratar es un visionario con un buen puñado de dólares. Entusiasmado por la idea, y lejos de desaprovechar sus innegables dotes de cultivo, acepta. Por una vez, Silas está haciendo lo que quiere y su madre le apoya.
Shane, en cambio, está contentísimo con su nuevo trabajo, que hasta se permite dar un paseo a Angélica en un coche de lujo. El problema viene cuando dos amigos del antiguo dueño del coche aprovechan un momento de pasión de la pareja para robarle la pistola a ella y el coche a él. Asimismo, a Doug parece que la estafa de las caridades le está saliendo cara. Ahora tiene que tener un 85% de ocupación para que no le cierren el "albergue social". Finalmente acaba comprando a los indigentes dándoles lo que quieran.
El final está cerca para la familia Botwin y mientras vamos despidiendo personajes todavía nos preguntamos qué pasará con Nancy. Parece ir en serio con el rabino, ¿pero durarán? Ninguna de las anteriores relaciones ha terminado bien. ¿Y Andy? ¿Estará haciendo lo correcto? Habrá que ver qué nos deparan estos últimos capítulos.
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