En la recta final de Nikita, y con un futuro totalmente incierto, volvió la familia en un episodio de relleno, pero sobresaliente, que nos trajo algo que veníamos esperando desde hace mucho tiempo: Alexandra y Sean. Cuando una serie hace uso constante de los elementos básicos de la acción y el suspenso, el drama emocional viene como anillo al dedo. Las dinámicas de la familia volvieron a explorarse, y siempre es bueno verlos reunidos. Eso incluye al fanboy Ryan Fletcher.
Cuando parece que el plan de Percy referente a sus armas nucleares, se sale de control, Ryan sugiere acudir al director de la CIA, Morgan Kendrick, por ayuda. Nikita obviamente se opone al plan, pero se sorprende cuando nadie está de su lado. ¿Nikita ya no es la líder del grupo? Sin embargo, la tensión empieza a crecer cuando Nikita tiene razón al suponer que Kendrick no es nada bueno. El hombre tiene una conexión con Percy. Tras otro giro inesperado, el plan de ataque se convierte en un plan de rescate. Así es, el hombre no es un enemigo después de todo, y tan solo se encontraba atrapado en las garras del mal. ¡Un nuevo miembro para el equipo Nikita!
Por otro lado, Sean recibe una herida y Alex se hace cargo de él. Me gustó la exploración de ésta relación, y espero que sigan adelante. Tal vez el núcleo de la serie no se base en relaciones interpersonales, pero éstos momentos reconfortantes, incluyendo el final, hacen un buen contraste al difícil escenario en el que se enfrentan los protagonistas todos los días. Desafortunadamente, el equipo también perdió su refugio y en los próximos episodios, alguien morirá. Las apuestas son más altas, y el ritmo seguirá acelerando. Es momento de cruzar los dedos, y esperar esa renovación tan anhelada.
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