Tres
episodios más para dar por terminada esta serie médica. La trama está realmente
interesante, aunque este episodio creo que no ha estado a la altura. Tras ver
la promo de este episodio llegué a pensar que el episodio se centraría en
Wilson y su enfermedad (de ahí el título), pero no ha sido así; el caso en el
que se centra el equipo es una niña, mientras House está en su casa con él.
Sinceramente, me esperaba algo más pero eso no quita que el episodio haya
dejado de ser interesante. Espero que mejore en estos últimos episodios, que
por cierto, la doctora Cameron (Jennifer Morrison) volverá para el final, como
Trece y Martha.
El episodio
se dividirá en dos tramas; el caso de esta semana y la enfermedad de Wilson. La
paciente de esta semana es una niña que en un tiovivo empieza a sangrar por la
nariz y pierde el conocimiento y termina cayéndose. House está de vacaciones,
así que su equipo se hará cargo de la niña, pero contarán con la ayuda de la
madre de la niña que es una doctora genética. Resulta que la niña tiene una
malformación genética, y su madre le inyecta un medicamento experimental desde
hace varios años. Finalmente, la niña tiene un tumor benigno que libera partículas
en el corriente sanguíneo provocándole todos esos síntomas.
Como antes
he mencionado, House está de vacaciones pero para apoyar a Wilson. Él siempre
ha estado ahí cuando le ha necesitado y cree que debe devolverle el favor.
Wilson tiene la intención de tomarse unas dosis altas de quimioterapia que
ningún médico en su sano juicio se lo permitiría. Una dosis que tiene un gran
porcentaje de ser letal, pero House le ayudará aunque no esté de acuerdo con su
decisión. El lugar donde harán esa “ilegalidad” será en casa de House, lugar
donde Wilson sufrirá y verá alucinaciones. Wilson no morirá (por lo menos en
este episodio), porque puede haber la posibilidad de que se cure, pero ¿más
adelante se salvará? En tres semanas lo
sabremos.
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